La historia por la que es conocido el santo en todo el mundo es la muerte que provocó al dragón que pretendía comerse una preciosa doncella. Esta narración la escribió Santiago de la Vorágine en el siglo XII en su obra «La Leyenda Áurea». Pronto se extendió por toda Europa hasta llegar a toda la Corona de Aragón.
Cuenta la leyenda que San Jorge era un soldado romano nacido en Oriente Próximo y es el gran protagonista de una gran gesta caballeresca que se sitúa en Libia.
Dicen que asolaba los alrededores de la villa un dragón feroz y terrible, que poseía las facultades de caminar, volar y nadar, y tenía el aliento apestoso, hasta el punto que desde muy lejos con sus bocanadas envenenaba el aire, y producía la muerte de todos los que lo respiraban. Era el terror de los rebaños y de las personas y por toda aquella reinaba el terror más profundo. Los habitantes pensaron que si le daban cada día una persona que le sirviera de toma, no haría el estrago a torcido y derecho. de hecho, la leyenda dice, que el sistema les salió de maravilla, pero lo que era realmente complicado, era de encontrar una persona que cada día se dejara comer por aquel monstruo. Todo el vecindario decidió pues, hacer cada día un sorteo entre todos los habitantes del pueblo y que aquel que destinara la suerte sería entregado a la fiera.
Así se hizo durante mucho tiempo y el monstruo se debía sentir satisfecho, ya que dejaba de hacer los estragos y maldades que había hecho antes. pero… he aquí que un día, la suerte quiso que la hija del rey fuera la destinada. La princesa era joven, bella, primero… hubo ciudadanos que se ofrecieron para reemplazarla, pero el rey fue severo e inexorable, y con el corazón lleno de dolor, dijo que tanto era su hija como la de cualquiera de sus súbditos y se avino que fuera sacrificada. La doncella salió de la ciudad y ella sola se encaminó hacia el lago donde residía la fiera, mientras todo el vecindario, desconsolado y afligido, miraba desde la muralla como se iba al sacrificio.
Pero fue el caso de que se le presentó un joven caballero, cabalgando un caballo blanco, y con una armadura dorada y reluciente. la doncella, toda preocupada, le dijo que huyera rápidamente, ya que por allí rondaba un monstruo que en cuanto lo viera lo comería. El caballero le dijo que no temiera, que no le iba a pasar nada, ni a él ni a ella, ya que había venido expresamente para combatir la fiera y así liberar del sacrificio de la princesa, así como a su pueblo. la voluntad, salió de repente con gran horror de la doncella y con gran gozo del caballero. este, con un buen golpe de lanza malhirió. El caballero ató el monstruo por el cuello y se lo dio a la doncella para que ella misma lo llevara al pueblo. La leyenda cuenta incluso, que los habitantes del pueblo habían visto toda aquella gesta desde la muralla y que recibió con los brazos abiertos a la doncella y el caballero. En la plaza mayor de la pueblo, los aldeanos acabaron de rematar aquel feroz animal.
Se dice que el rey quiso casar a su hija con Sant Jordi, pero que éste le replicó diciendo que no la merecía y que su visita en aquel pueblo era porque había tenido una revelación divina sobre la necesidad urgente de salvar aquel pueblo del monstruo. Recomendó al rey ya sus vasallos que fueran buenos cristianos y que honraron y veneraron Dios tal como merecía.