Francisco Berenguer Mora (1877-1960), religioso bañerense, en su libro Banyeres y San Jorge, relata el siguiente:
«(…) re. Jaime el Conquistador, hombre de amor a su patria y a su Religión que sola sabe inspirar estos nobilísmimos sentimientos, genio guerrero, figura que destaca sobre todas en la historia de la Edad Media, cumplió con la misión que Dios le confiara de limpiar de moros los reinos de Aragón y Valencia y poblarlos de cristianos para que tuvieran éstos la paz que tanto tiempo desearon y pudieran hacer manifestaciones de su fe. Como los señores que contaban con recursos materiales y disponían de muchos vasallos aptos para la guerra le prestaron su concurso, deber era del Rey retribuirles dignamente sus beneficios reportados poniendo en su poder los pueblos que paso a paso conquistaba, y pudiendo estar seguro de que no se insubordinarían contra su autoridad tan fieles servidores a quienes excitaban para coadyuvar a la Reconquista los buenos moviles que al Rey. Cuando este ya poseía pacíficamente el Reino, hizo señores feudales de los lugares de Bigneres (así se llamaba entonces Bañeres) y Serrella a Jofré de Loaysa y a Jaimeta su mujer, en privilegio dado en Calatayud a 13 de Octubre de 1254, los cuales, así que habrían entrado en el pueblo, ofrecerían coronas, no a los falsos dioses como hicieron los romanos, sino al verdadero Dios, harían sustituir la Cruz de Cristo a la Media Luna e invocarían y proclamarían Patrón y defensor de sus intereses religiosos y sociales a San Jorge Mártir, al cual profesaban tierna devoción desde tiempo inmemorial Aragón y Cataluña y los ejércitos de D. Jaime que estaban compuestos también de aragoneses y el mismo Rey que en todas las batallas experimentó la protección del Santo y en algunas le vió aparecido animando a sus huestes porque le pedía su ayuda con fe y confianza (…)».