De San José a San Jorge


Juan Bautista Pepiol Menchón

En la amalgama de partículas cósmicas que, flotando en la estratósfera, donde se hallan los restos suspendidos de material impalpables, sedimentos de escorias cenizas, volatizadas al infinito por los hims procedentes de la combustión, al arder todas las llamas de todos los fuegos producidos en esta bola achatadilla que llamamos Tierra, por una de esas casualidades (vamos a llamarlo así, a la falta de previsión de no tener ya instalados los semáforos litosféricos) chocaron violentamente – aquí abajo también nos pasa lo mismo y los tenemos con averías frecuentes o cuando caen cuatro gotas – dos moléculas que, al recuperarse de la colisión, con entera corrección se dieron la culpa a sí mismas; – en éste caso aquí no pasa lo mismo, nadie la tiene y se termina por desgracia con algún tortazo de Juzgado de Guardia.
La más pequeña, fue la primera por aquello tan olvidado de la educación que ahora se traduce con un “¿Què pasa tió, te dieron el carnet en una tómbola?”, y con voz suave y consternada susurró:
– Perdonem vostè
– Como, ¿hala octet valenciana?
– Sí senyora, sí.
– ¡Qué coincidencia tan grande! ¡Pero si el mundo es un pañuelo!
También ella, la mayor lo entendía, pues era uno de los residuos más recientes llegados allá arriba hacía unos momentos. Apenada y llorosa, de lágrimas con toque de ceniza, ella se veía convertida en algo sin color cuando apenas tres horas antes formaba parte brillante de colorido estallante en las mejillas del mejor “ninot” de la falla más grande de Valencia, la de la Junta Centras Fallera. Tenía su parte de culpa por el atolondramiento al elevarse a los aires, llevando en su retina el reflejo de las lágrimas que como perlas resbalaban en la carita de nácar de su Fallera Mayor, sublimando su sentimiento por el final de los festejos y de su reinado. “Pedía perdón a la más pequeña al no prestar la suficiente atención a las reglas del tráfico sideral”.
La pequeña tuvo compasión por aquellas lágrimas de la recién venida y animó:
– Jo també sóc de Feta Major, de Banyeres ¿sap vosté? i vaig pujar ací del Castell del meu poble.
– ¿Què allí també fan falles? – respondió sorbiendo el líquido que poco a poco le hacía perder altura.
– Bé, falles però ens divertim al món…
– ¿I feu foc?
– ¡Fotre! Ai, perdó per l’expressió – añadió – ¿Sabeu allò de móros i cristians? ¿què no?
Y casi ofendida explicó apretando los dientecitos de ceniza pensando en la ignorancia de los del Cap i Casal valentino, la veneración a san Jorge en su semana Grande, las Comparsas con sus atavíos.
– ¿No fan tots el mateix? En Valencia sí…
La bañerudeta bufó por la interrupción contestó zahiriente:
– El que faltava! que totes les comparses foren com soldats del mateix regiment. Per a morir-se, xica, per a morir-se – continuó su relación festiva pensando que los de allá no eran tan listos como creían – que no xiqueta, que no, ¿com pot ser el mateix un llaurador que un estudiant? I fer foc… en fem més que en la teua terra… si estigueres en l’ermita de la Magdalena o en la pujada al Castell, ¡això si és soroll de veres! els esclafits maten els que estan sords…
– ¿Entonces tú vienes de allí?
– Sí senyora, d’una arcabussà que soltà uncontrabandist allà dalt.
– ¿Què haques contrabato para aportar “pasta” para las festes?
Del gris Paso al Rojo original su fas antes obscura de pequeña viatjanta.
– ¿Què diu vostè? Si nosaltres som pobrets però honra ets? Els contrabandistes és un dels tragues dels festers, s’entera o no s’entera, no dic jo…

– Bueno no se enfade, es que no lo sabía eso. como en mi tierra eso no se estila y los falleros van todos de negro, las falleras no, ellas van de blanco y rosa.
– Només faltava que les posaren de negre…
La grande no quiso advertir la ironía y en arranque de vanidad se puso a contarle:
– Hacemos más de trescientas fallas y las hay que están tres o cuatro días para plantarlas sin contar las pequeñas, y de altas no halemos, como casas de cuatro pisos…
– ¡No!
– Vaya y que valen millones, con la Ofrenda a la Madre de Dios con desfiles que duran horas y canastillas de arte floral…
– Un momentet, un momentet – interrumpió de nuevo la pequeña – i de músics què, n’hi ha molts tocant per tot arreu?
Aquí la myor vaciló algo confusa. Músicas, músicas, eran muchas pero no todas debido a lo caras que resultaban. Se apañaban con bandas de tambores y cornetas.
– ¿Tambors i cornetes? això pareixeran militars de quan a Melilla…
La valenciana tragó saliva “Es verdad no quedaba bien ver los desfiles de las gentiles falleras al son de notas marciales o con el paso de la oca, lo reconocía que con menos tracas y más bandas musicales quedaría la cosa mejor”
– I l’ambient faller que tal? – inquirió la de tierras adentro.
– Fenomenal, con su camaradería valencianista de siempre, pasando sudores para la “arreplegà” y llegar al inmenso presupuesto, ingeniando el cómo recogerlas las “pelas” enloteía y abonos de vecindario: que los había “caras” que no daban nada y luego, encima aún criticaban las fallas y las fiestas… ¿y en Bañeres que tal?
– Doncs, mire senyoreta, harmonia al món bé, alguna discusioneta hi há, però no arriba la sang al Camí Fondo. Tot bé per la superació de les comparses. No tenim falles de quatre pisos, ja estem prou alts ací en la serra de Mariola… tenim batalles que no les bota un torero. Tot l’any arrepleguem en els “masets”…
– Serán casales querrá usted decir…
– ¿Qué casales ni porres? Masets, dona, masets de categoría – se enfadaba casi la pequeña – a on es beu i menja el millor del millor. Tenim l’Entrà ¿sap vosté el que es l’Entrà? ¿No? puix no sap el que és bó. D’Annibal, d’Alí Babá, del César i altres històries. Tenim una cosa que es sublim: les arcabussades del Cementeri…
– En el cementerio ¿también hay fiesta?
La pequeña se puso peor que nunca. En vez de gritar por la supina ignorancia de la mayor, cayeron sus lágrimas con más intensidad que la otra cuando lloraba la Fallera Mayor desde el balcón del Ayuntamiento de Valencia. Con voz queda susurró:
– Som un cas únic en tot el món. el final de la Festa és per a recordar als nostres majors, i la disparà es el homenatge als que tenim sempre dins el cor perqué això serveix per a dir que el poble que no se’u recorda dels seus difunts no té història; i nosaltres tenim història, tenim respecte i tenim sentiments – su voz se quebró un poco más al relato – i Banyeres no sería Banyeres si els nostres avantpassats no ens hagueren donat esta lliçò plena d’orgull que fern ells amb els d’ells i nosaltres en els nostres.
Siguió un largo silencio mientras procuraban mantener el equilibrio aleteando en sus esquinas de cenizas casi oscuras. Al fin la mayor suspiró casi de envidia mientras decía:
– Tienes razón, pequeña, las fiestas no son solamente tracas y “ninots”. déjame eue te bese mientras doy un ¡Viva San Jorge y sus hijos!
– Gràcies, grandota jo també et done un ¡Visca Sant Josep i els fallers!
Aprovechando la fuerza centrífuga del aire desplazado por un meteorito, el trocito pequeño de ceniza banyeruda, se elevó, más aún agitando a modo de saludo uno de sus bordes quemados por la pólvora mientras zigzagueaba en la densa circulación galáctica, que, si no lo remediaban los dioses, no tardaría en ser un caos aunque instalaran semáforos cósmicos.

Descarregar document