El hecho religioso en la fiesta de Moros y Cristianos


Francisco Hernández Marín

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1.- EL HECHO RELIGIOSO EN LA FIESTA

La fiesta de Moros y Cristianos es un fenómeno colectivo de gran complejidad y peculiaridad, rico y variado y con gran relevancia. Cumple múltiples funciones, una de ellas, y no menos importante, es la religiosa. Al margen de las motivaciones personales en relación con lo religioso, el hecho religioso se manifiesta unido a la fiesta. Lo ritual, lo simbólico, los actos externos,… son formas de vivir el hecho religioso en la fiesta, unido a un fuerte componente localista de la figura del patronazgo como icono simbólico.

Estamos en una sociedad secular, y lo religioso atraviesa una situación confusa y ambigua, las personas religiosas son menos, o lo son a su manera, muchas veces ejercen lo religioso como una forma de pensar más que una forma de actuar (APARICIO y TORNOS, 1995: 7). A pesar de ello se sigue dando el hecho religioso en lo festivo y sus prácticas no decaen (Mardones, 2003, 40). Mardones indica en este sentido: “el cristianismo español afloja claramente en su práctica religiosa y hasta en su reconocimiento como personas con sensibilidad religiosa y mantiene vivo una serie de rituales y manifestaciones populares de claro cariz religioso” (MARDONES, 2203: 40). Más del 60% de los españoles/as se implican en estas prácticas, con mayor concentración en romerías, procesiones, ofrendas, traslados de imágenes (MARDONES, 2203: 40).

Nos preguntamos el porqué de este fenómeno. Factores que creo que influyen en nuestras fiestas de Moros y Cristianos:

* Religión y cultura están unidos en nuestra sociedad, lo religioso y lo lúdico casi siempre están identificados, la mayoría de fiestas religiosas son manifestaciones de cultura unidas al pueblo, “…fiesta y velada, ritual religioso y goce festivo… forman un todo difícilmente disociable…” (RODRIGUEZ, 2000: 15). Simbolizan dos aspectos: orden-desorden, lo racional e irracional… Esta dinámica es muy evidente en nuestras fiestas: fiestas y patrón han estado ligados, en algunos lugares desde su inicio, y una variedad de actos que expresan estos dos aspectos.

* La fiesta a través de lo religioso nos vincula a la tradición, a la identidad, a las raíces,
a lo común, y aporta participación y protagonismo.

* Lo religioso es rico en simbolismos y ritos, en él se pueden expresar sentimientos, afectos, aspectos difícilmente explicables, dimensiones que van más allá de lo palpable,… Y estamos necesitados de ellos, por necesidad para vivir (dimensión trascendente) y por la sociedad en que vivimos (tecnología e impersonal); y si no los tenemos nos lo inventamos, como dice Paco García:” Cuestión distinta es que todo festero viva la otra religión que la fiesta ha creado, la cual vendría explicada por la necesidad humana de alumbrar nuevos mitos… Bastará enunciar que hay muchos festeros que, porque no creen en Dios, han divinizado a San Jorge, a su virgen de las Virtudes o a su San Bonifacio” (GARCÍA, 1976: 173).

* Lo ritual y festivo, la identidad,… facilita el acceso a lo trascendente. Son elementos que a través de los símbolos posibilitan el encuentro con la fe.

* Usamos un calendario que está acomodado al ciclo solar, y las fiestas de los santos se supeditaban a ello. Las fiestas religiosas no son sólo rupturas con el tiempo, sino también tiempo especial, extraordinario, sagrado (REVIRIEGO, 1998: 18).

Vivimos en una sociedad, y la fiesta no está al margen de ella, “…, la fiesta es una síntesis de los condicionantes sociales, los valores, las creencias…, en conjunto, de la cultura y de la sociedad” (RODRIGUEZ, 1982: 34). La fiesta y el hecho religioso tienen una dinámica que oscila entre el movimiento por el dinamismo de la sociedad, ”El fenómeno religioso, tanto en sus expresiones externas –rituales o de culto- como en el campo de las creencias, es una realidad viva que se modifica en interrelación con la economía, la política, las formas de organización de la sociedad, los cambios ecológicos y todos los elementos que constituyen la cultura” (RODRIGUEZ, 1989: 7), y al mismo tiempo el querer permanecer en sus valores e identidad…

2.- PERSPECTIVAS PARA SITUAR EL HECHO RELIGIOSO EN NUESTRAS FIESTAS

La religiosidad popular es la forma que el hecho religioso se manifiesta en nuestras fiestas. La religiosidad popular es la forma que la religión adopta en un pueblo determinado (MALDONADO, 1990: 71), Becerra indica que:“… es un medio privilegiado del ser, sentir y el expresarse de un pueblo” (RODRIGUEZ, 1989: 15), y la Conferencia Episcopal Española:” es el modo peculiar que tienen nuestros pueblos y la gente sencilla de vivir y manifestar su relación con Dios en Jesucristo, con la Virgen María y con los santos/as” ((CONSEJO DIOCESANO DE PASTORAL DE LA DIÓCESIS DE ORIHUELA-ALICANTE, 1998: 8 )

Se expresa más simbólica e intuitivamente que en lo racional (RODRÍGUEZ, 2000. 34), mezclándose lo religioso, estético, cultural, emocional, etc.. Juan A. Estrada ahonda:“…se juntan elementos sacrales y profanos, componentes que expresan una actitud de fe y una relación con la divinidad junto a otros que pertenecen a la cultura y el folklore popular” (ESTRADA,1989: 257). Los santos y vírgenes aparecen muchas veces más cercanos a la vida y problemas cotidianos…, Meslín dice:”… es una búsqueda de relaciones con lo divino que sean: más sencillas, más directas y más rentables” (MESLIN, 1978: 16).

Hay un referente iconográfico ofreciéndose la fiesta al patronazgo, aunque domine lo lúdico, como reminiscencia del origen de la misma (BERNABEU, 1981: 72). Y es una manifestación que se exterioriza, y que se hace a través de lo cultural, lo social, juguetón (VELASCO, 1982, 7). Elevándose por encima de la significativa, la exteriorización,… En estos actos participa mucha gente, son multitudinarios.

La Iglesia valora estas manifestaciones religiosas, como una forma de expresarse la fe a través de las prácticas y creencias, ya que la fe para ser plenamente vivida debe encarnarse, hacerse cultura, y son una forma (MALDONADO, 1990, 77). Son el conjunto de mediaciones y expresiones religiosas características de un pueblo, surgidas de él, transmitidas con el resto de los elementos propios de esa cultura de ese pueblo; Luis Maldonado precisa:”Se inculturiza pues encarnándose en los paganismos que le preceden, para cristianizarlos luego, respetando sus valores positivos y purificando los negativos” ((MALDONADO, 1990: 77).

La participación, la socialización, la capacidad de convocatoria, el que la fe no se reduzca a lo privado, el ayudar a hacer comprensiva la fe, la búsqueda del Dios cercano, el cultivo de valores evangélicos (servicio, hospitalidad, amistad…) son aspectos que aporta la religiosidad en la fiesta (CONSEJO DIOCESANO DE PASTORAL OBISPADO ORIHUELA-ALICATE, 1998: 17-19).

Pero hay que vivirla de forma auténtica, sin deformaciones y elementos extraños (reducción a lo folclórico, sin buscar sólo manifestaciones masivas y sentimentales, sin vivir una religiosidad a la carta que no lleva a Jesucristo,…).

3.- ALGUNAS CLAVES QUE SE DAN EN LAS FIESTAS DE MOROS Y CRISTIANOS

* Se necesitan medios para relacionarnos con Dios y mostrar su lado más cercano. En los santos buscamos protección, proyectamos en ellos sentimientos, experiencias, esperanzas…; solicitamos su intercesión (PARDO, 1999: 69).

* A través de las fiestas, Dios dice algo a la comunidad. Lo que menos importa es cómo acontecieron los hechos, si fueron históricos o no. Las vírgenes, los santos/as nos acercan al amor de Dios y en ellos se celebra la presencia salvadora de Jesucristo. La fiesta religiosa se celebra como acción de gracias o en cumplimiento de una promesa.

* Los cristianos celebran que Dios se encarnó, que se hace solidario con la humanidad. Él está en lo humano, en lo que exprese vida y en todos los acontecimientos humanos que ayudan a ser personas; Teodoro Úbeda indicaba: “… la misma concepción cristiana de la vida exige que lo religioso ocupe justamente el centro de la existencia del individuo y de la comunidad. También, por lo tanto, de una realidad tan representativa de todo lo que es un pueblo cristiano, como son nuestras fiestas» (ÚBEDA, 1986: 352). La fiesta tiene valor en sí, porque nos introduce en el mundo de los sentimientos y gestos, y nos abrimos a nuevas experiencias.

Eso se da, sobre todo, cuando se viven valores, que es lo que une a creyentes y no creyentes. La fiesta favorece valores como: el encuentro, el recuerdo de un hecho histórico o de una identidad común, la convivencia y amistad, la alegría… re. Victorio Oliver afirma: «No es un juego la fiesta. Es una fiesta de humanidad, de convivencia, de pueblo entero, de plaza mayor única…importa mucho la persona. Cuando se celebra y es vuestra fiesta, la persona sale de ella enriquecida, en nada esclava o dañada, sino reforzada en su dignidad humana” ((OLIVER, 1999: 8, 13). Lo religioso debe ser suscitar y sostener valores (ÚBEDA, 1985: 344). Victorio Oliver reafirma esta línea: «Es elemento esencial. Y lo es no sólo para que la fiesta sea religiosa, sino para que sea humana» (OLIVER, 1999: 8, 15)

En el consciente colectivo la fiesta hay dos mitos relacionados con lo religioso, que han querido ser el eje de la fiesta:

3.1. Confrontación de culturas y religiones a través de la lucha moro-cristiana

Nuestras fiestas no están basadas en el triunfalismo bélico-religioso, Enrique Llobregat nos decía: “… la convivencia de musulmanes y cristianos a lo largo de toda la Edad media es pacífica, y el fenómeno guerrero cuando se da, tiene carácter superestructural” (LLOBREGAT, 1976: 510). A partir del siglo XVI sí hubo un mayor nivel de conflicto, el “moro” en el consciente colectivo, está fundamentado por el miedo de la población a los moriscos, a la presión turca y de los piratas berberiscos a las costas alicantinas y otros, y posteriormente en el siglo XIX al conflicto con Marruecos pero no fundamentado en la reconquista y en la lucha de religiones.

La confrontación moro-cristiana situada en la Edad Media es un pretexto lúdico festivo del pueblo que lo une a la celebración patronal; es la expresión del modo de ser y la vivencia de la población a lo largo de la historia, como decía Sebastián García:”… la conciencia popular haya creído y crea en la existencia de esa confrontación moro-cristiana anclada en la Edad Media y la utilice como pretexto lúdico al socaire de un patrón religioso” (GARCÍA, 1986: 81).

El Islam acepta y asume aspectos del cristianismo, y el cristianismo valora muchos aspectos del Islam. Cuando ha habido a veces confrontación o recelos ha sido sobre todo por intereses materiales. La fiesta no ha sido aséptica: muchas veces religión y patria, guerra de conquista y santa cruzada se confunden, reflejando los intereses y valores del poder de cada momento y ha sido influenciada por la sociedad del momento (ARIÑO, 1986segundo: 364. CAPEL, 1999: 184).

3.2. La lucha entre el bien y el mal

Este mito está extendido y presente en la mayoría de fiestas (carnavales, romerías, ritos de fuego); Nieves Herrero comenta:”…La fiesta, como expresión de un orden ideal, representa siempre el deseo de superar el mal, de restaurar el orden precario de la existencia humana…” (HERRERO, 2001: 210).

El mito configura el entramado de muchos de nuestros pueblos: leyendas, apariciones, relatos históricos… De alguna manera este elemento maniqueo está presente en el hecho religioso en las fiestas, unas veces con un carácter catequizante, otras por la vivencia y percepción del pueblo. (CAPEL, 1999, 187)

Nuestras fiestas son producto de una cultura y de sus valores, y se han basado en un esquema ideológico-cultural dualista, acentuando el lado del bien en el campo de los vencedores; Antonio Ariño ahondaba:”…Un lenguaje dualista, como el de los mitos, para explicar se interpreta. Todo el bien de una parte, toda la perfidia de otra… Un dualismo más maniqueo, imposible. Y sin embargo, la diversión popular se monta sobre esta concepción ideológica” (ARIÑO, 1985una: 133). Se incide en el componente guerrero-bélico y religioso de victoria de las fuerzas cristianas, representativas de la verdadera fe, frente a las musulmanas, significadoras de la gentilidad (BERNABEU, 1981, 14).

4.- CONTEXTO HISTÓRICO

La mayoría de nuestros antepasados eran creyentes y muchas de sus prácticas eran de tipo popular. La religión impregnaba casi todos los aspectos de la vida cotidiana. Se buscaba la intercesión de un personaje sobrenatural que intermediase ante catástrofes, sequías y epidemias; “Se espera de Dios que resuelva los problemas y se acude a los santos o a las imágenes sagradas con una aluvión de peticiones, ofrendas y oraciones de todo tipo” (ESTRADA, 1989: 257).

A partir del siglo XV, y sobre todo el XVI se da un aluvión de apariciones. El culto, a través de la invocación y veneración a las reliquias de los Santos y sagradas imágenes formaba parte de la vida cotidiana (tijeras una 1627 -votos a San Blas y a Santa Bárbara-; Bocairent, fiesta a S. Blas en 1632 al librarle de una epidemia; Petrer fiesta a S. Bonifacio en 1614; Cocentaina en 1600 proclama a S. Hipólito patrón por librarle de la peste; Fuente La Higuera, como. Bárbara en 1739,…).

Las fiestas patronales eran religiosas; pero no todas las fiestas estaban ligadas a lo religioso. Las fiestas más populares eran las del Corpus Cristhi (fueron añadiendo elementos teatrales, y eran frecuentes las danzas de Moros y Cristianos) (BRISSET, 2002, 195 ). A partir del XVII se generaliza los votos o promesas y cobran auge las fiestas patronales (Maldonado, 1990, 72-75), sobre todo por influencia del Concilio de Trento (1545-1563, potenciación con perspectiva catequizante: la virginidad de María, utilización de imágenes religiosas, la fiesta religiosa, procesiones y representaciones religiosas en la calle), y por la bula papal de Paulo III en 1642 que ordena que sólo se tuviese en los pueblos un solo patrono y que se celebrasen fiesta (proliferación de fiestas religiosas locales y patronales, ligadas con aspectos populares).

Los factores de reactivación de la fiesta religiosa, pueden ser con probabilidad la razón por la que empiezan a aparecer las fiestas de Moros y Cristianos unidas a las patronales (2ª segunda mitad del siglo XVI, y siglo XVIII; por influencia de las fiestas de Alicante se extienden a otras poblaciones (Murcia 1495 como. Patricio, Orihuela 1579 como. Justa y Rufina, Jumilla 1614 con castillo de embajadas a Nª Sª de la Asunción, Caudete 1617, Alcoy 1672, Elche 1756-1777 a la Sangre de Cristo). En la novela Vida y hechos de Estebanillo González (1646), ya se describe fiestas de Moros y Cristianos en honor al patrón (DOMINIOS, 2002: 354-359).

Las fiestas de Moros y Cristianos se han formado de la unión de varias fiestas. Han surgido al añadir las Embajadas y el Castillo de Embajadas, a las fiestas patronales preexistentes (procesiones y romerías) y a la Soldadesca que las acompañaba disparando. La pólvora era un elemento militar que se unió a la fiesta religiosa y posteriormente a la fiesta de Moros y Cristianos (GONZÁLEZ, 199: 129-138. DOMINIOS, 1999: 167).

5.- MANIFESTACIONES DEL HECHO RELIGIOSO EN NUESTRAS FIESTAS

Se entremezclan los actos antiguos, los adaptados, y los de nueva creación.

Ritos litúrgicos: novenarios, octavarios, tres días, rosarios; distintas misas; oraciones de inicio; bautizos, bodas…

Celebraciones derivadas de la soldadesca y populares: acompañamiento, bajadas, subidas, recibimientos y despedidas del patrón con o sin arcabucería; salvas en actos litúrgicos: ruedos de banderas y presentar armas ante la imagen;…

Ritos de salida: romerías y traslados; diversos tipos de procesiones, saludos…

Paralitúrgicas: ofrendas, alboradas, hogueras, salvas y visitas al cementerio, volteos de campanas, acto del predicador, otros (abrazos delante del patrón, salutación del Ángel, vueltas al entrar al lugar sagrado, encarar a la patrona hacia el pueblo, enfermos…)

Expresiones estéticas: Teatrales (conversión del Moro al Cristianismo, Autos,...), musicales (pasodobles religiosos, marchas de procesión, canciones e himnos, Misa partido sirvió, ...),...

Vivencias solidarias y de valores: ofrendas y campañas solidarias, 0'7, visitas a centros…, valores como el diálogo y la amistad, reconocimiento de otras culturas, la integración, la hospitalidad, la igualdad de la mujer y otros colectivos… Son expresiones de la promoción de las personas, ya que son en el fondo cristianos (PARDO, 1996: 97).

6.- SIGNIFICACIÓN DEL HECHO RELIGIOSO

El hecho religioso nos quiere indicar algo; este gran ritual vivo, plural, reiterativo, tiene una significación colectiva, además del encuentro con Dios.

6.1. Como vinculación a la tradición.

Los actos religiosos revalorizan y demarcan las tradiciones, forman parte de un patrimonio colectivo heredado, tienen una considerable carga tradicional y emocional, vincula con el reencuentro y la celebración del pasado, de la historia común, del tiempo común (HERNÁNDEZ, 2002una, 379).

En este sentido ponerse el traje de festera/o, acompañar a la patrona en su bajada de su ermita o en el traslado, ofrecer las salvas de arcabucería, darle el paseo por las calles del pueblo… “es la llamada común de un rito que nos introduce en un tiempo y espacio distinto y fantástico” (BERNABEU, 181: 374). Las fiestas tienen la peculiaridad de facilitar el cultivo y el redescubrimiento de las raíces, ya que esta sociedad impide, muchas veces, el encuentro con los orígenes (HERNÁNDEZ, 2002una, 379).

6.2. Como forma de expresar y consolidar la identidad.

El patronazgo es un signo de identidad, ejerce un importante papel como símbolo local. Lo religiosos se presenta como territorio definido y al mismo tiempo diferente a otros, Luis Maldonado afirma: “… algo que les marca, separa y diferencia y que a la vez les potencia como grupo” (MALDONADO, 990: 54). Supone, por lo tanto, la diferenciación entre mi comunidad y otras, es potenciar lo propio frente a los otros. Los actos religiosos son referencias únicas, serán parecidos pero en cada sitio tiene su peculiaridad diferenciadora que los hace únicos.

El hecho religioso congrega al pueblo, unifica todo el sentir del mismo, se reviven los rasgos peculiares, vincula y fomenta el sentimiento de pertenencia a la comunidad, se activa el nosotros colectivo (HERNÁNDEZ, 2002: 379. VELASCO, 1982: 7). Los símbolos se presentan como ámbitos de autoreconocimiento y de potenciación comunitario en una época donde se da la globalización, y puede que sea, también, como dice el antropólogo sevillano Isidoro Moreno:”…por neutralizar algunas de las consecuencias de la sociedad moderna como la creciente pérdida de identidad social“ (MORENO, 1999: 14).

Se potencia los canales de integración (nativos y foráneos), congrega a la comunidad dispersa durante el tiempo de trabajo, permite a los residentes y a los ausentes renovar su adscripción y pertenencia a dicha comunidad; ”… la fiesta hace sociedad o “al menos crea ilusión de comunidad” (VELASCO, 1982: 7). Y permite que se convierta estos días la calle en el lugar de encuentro, participación, de protagonismo, no existen limitaciones para la integración.

7.- CONCLUSIONES

La comunidad se expresa a través de la fiesta, es rica y variada, y el elemento religioso es una parte fundamental.

1. Respetar, recuperar, conservar y cuidar las muestras religiosas de los pueblos.

2. El componente religioso de las fiestas de moros y cristianos, no está basado en la confrontación moro-cristiana.

3. El patronazgo sea vivido con integridad, como una referencia para la existencia personal y comunitaria.

4. El elemento religioso nos haga trabajar por la dignidad de las personas, el respeto de los derechos humanos, el desarrollo de los valores, el acercamiento a los pobres…

5. Crear espacios y medios, o potenciarlos, para que los valores de la fiesta se vivan, no sólo esos días de celebración, sino a lo largo del año.

6. Cuidar y revisar, los gestos, palabras, actos… referentes a lo moro y cristiano, cuidando el respeto de las culturas, las religiones, la diversidad… Igualmente se denunciará y rechazará toda actitud de racismo, intolerancia y xenofobia con los inmigrantes, con otras culturas, religiones…

7. Potenciar la reflexión, el diálogo… en las diversas instancias festeras, sobre el sentido y significado de la fiesta, las señas de identidad, el conocimiento y amor a las tradiciones populares, la dimensión religiosa,…

8. Cuidar los rituales y/o adecuarlos para que no contradigan los derechos humanos, el respeto a otras culturas,…. Es momento de reflexionar y tratar temas como la Mahoma, las conversiones,...

9. Cuidar que los actos religiosos y litúrgicos no sean un acto folclórico, sino que tengan una perspectiva evangélica, misionera, de comunión,… en la línea del Concilio vaticano II.

10. Las entidades festeras apoyen y pongan en marcha proyectos de concienciación, promoción y solidaridad, con el tercer mundo, acogida a los inmigrantes, apuesta clara por la paz. Actividades que nieguen la violencia y reivindiquen el bien común,…

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