Dos Celebraciones


Aleluya, fullla parroquial nº 2175

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Dos grandes celebraciones, dos grandes fiestas, hemos vivido en un espacio de tiempo muy corto, una semana: La Fiesta de la Reliquia y el Día de la Parroquia.

La primera centrada en algo tan pequeño pero tan preciado para nosotros: La Reliquia de S. Jorge, que ha sido uno de los vectores del ser y la vida de Banyeres.

Fiesta del pueblo, una piedad popular (“Un verdadero tesoro de la Iglesia católica” -Benedico XVI-), una fiesta participativa, de todos. «Alnostre Patró S. Jordi».

Fiesta de la Reliquia en la que se van consolidando los lazos entre la catedral de Valencia, que custodia una reliquia insigne de S. Jorge, y Banyeres que celebra una fiesta «singular», la «Festa de la Reliquia». Lazos que se manifiestan con la presencia del Cabildo Metropolitano, en este caso representado por los M. yo. Srs. re. Manuel Soler Espí, re. José Pérez Leal y D. Vicente Pons Alós.

Fue D. Vicente, canónigo Archivero -Bibliotecario, y Profesor de Historia en la Universidad de Valencia, quien presidió la concelebración y en quien recayó la responsabilidad de la homilía, en día tan señalado. Sus palabras fueron escuchadas con gran atención tanto por los presentes en el templo, como por los que siguieron la celebración desde sus casas por el circuito de T. V. Palabras que llegaron a todos.

Y la segunda celebración centrada en algo tan querido y entrañable como es la fiesta de la Misericordia. Celebración eminentemente parroquial. No fue el pueblo, sino la parroquia la que estaba de fiesta. La parroquia que quiere ser «levadura», «voluntad», «portadora de luz», «servidora» del pueblo.
Fiesta grande, presidida por el Obispo Auxiliar. Fiesta en el templo con toda la comunidad, rica en su diversidad. Fiesta en la plaza, con algo muy nuestro, “les dances», y en este caso “les dances a la eixida de misa major «.

Y si la comunidad estuvo reunida en la misa en torno a la mesa del Señor, en esta ocasión misa festiva y solemne, después mesa festiva y de encuentro gozoso en el vino de honor. Para concluir con la mesa fraternal en la comida, los representantes de los estamentos parroquiales.

Y dentro de esta celebración, siendo el centro humano de la fiesta, la gratitud a las colaboradoras. Un reconocimiento público muy merecido. Como recuerdo de la celebración el Sr. Obispo les entrego un pequeño icono de la Misericordia, un díptico,