Papeleras reunidas, José Laporta y San Jorge – Programa de Festes 2020

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Papeleras reunidas, José Laporta y San Jorge – Programa de Festes 2020

Antonio Mataix Blanquer 

 

En 1832 nació la moda del cigarrillo y, ya entonces hubo dos posturas muy encontradas, los partidarios y los detractores. Esta moda fue el motor que haría nacer un gran proyecto económico, Papeleras Reunidas S.A. y para ello era imprescindible fusionar todas las empresas papeleras con gran tradición. 

El momento exigía poder superarse y ofrecer una amplia gama de papel de fumar y esto necesitaba una apuesta estratégica en la especialización y nuevos métodos de fabricación, que pudieran competir con otros mercados. Para este fin se unieron el 1 de enero de 1935 en un macro proyecto denominado Papeleras Reunidas S.A, las siguientes empresas: 

– Enrique Albors Raduan, empresa pionera en sacar el papel adecuado para la fabricación de cigarrillos. 

– Hijos de C. Gisbert Terol, creada en 1870 con las fábricas de Serelles y Algar, era una empresa de vanguardia con marcas importantes de papel como “Gol”. 

– Hijos de Genaro Marín, empresa fundada en 1850, que se especializó en papeles de fumar de tina y marcas de renombre como “Indio Rosa”. 

– José Laporta Valor S.A. familia de renombre papelero en Alcoi y Banyeres, con dos fábricas y un taller, creó la marca “Blanco y Negro”. 

– Leopoldo Ferrándiz, con taller de papel de fumar y marcas como “Zaida”. 

– Miguel Botella y hermano, desde 1855 hasta 1900 que amplió con taller de libritos de papel de fumar. 

– Pascual Ivorra con la conocida marca “Pay Pay”. 

– Moltó Santonja S.A. procedían de familias dedicadas a la fabricación de papel. 

– Sobrinos de R. Abad Santonja S.A y la marca “Bambú”.1 

El resultado de esta fusión fue muy importante, porque de Papeleras saldría casi todo el papel de fumar que se consumía en la Península: Bambú, Gol, Indio Rosa, Pay Pay, Blanco y Negro, Jirafa, Marfil. La producción de 24 Tm diarias dio trabajo a más de 3000 trabajadores en las ocho fábricas. 2 

El proyecto no estuvo exento de dificultades y reivindicaciones laborales entre 1910 y 1913, pues los papeleros se unieron contra el encarecimiento de artículos de primera necesidad, incremento de precios, dureza de condiciones laborales, jornadas de 72 horas semanales y penoso trabajo infantil, desembocando en la famosa huelga de 1912 contra José Laporta declarándose un boicot al papel de fumar de José Laporta “Trabajadores: no compréis papel de fumar de D. José Laporta, lo fabrican esquiroles”. 

El 18 de diciembre de 1916, Banyeres cerró todas las fábricas, sumándose a la huelga general…3 El Diario de Alicante afirmaba “nunca como ahora alcanzó tan graves proporciones la crisis obrera en nuestra provincia”. 

Nos detenemos en la proyección de Papeleras Reunidas S.A en Banyeres y cuando José Laporta Valor adquiere los molinos L’Ombria, Sol, Pont y Aspenta. 

L’ Ombria lo transformará en molino productos de energía eléctrica y destilería de licores (Licor Campanone y Anís Mariola), Aspenta lo cierra, Sol lo rebautiza como Blanco y Negro y el Pont como la Innovadora, los dos van a ser símbolos de la fabricación de papel de fumar en Banyeres. 

Pero vamos a incidir en un aspecto muy relevante en la actuación de José Laporta, cuando levanta el gran complejo de la Estación, para manipulación de libritos de papel de fumar, en donde se instala una imprenta, un taller de carpintería y la más avanzada maquinaria junto con la línea de ferrocarril propia para el transporte de materias primas y papel elaborado. 

Este edificio fue el emblema de José Laporta y de los libritos de papel de fumar que se vendían en toda España, y para ello había que dignificar la construcción, no podía ser un taller sin más, era necesario reflejar en la ornamentación del edificio la importancia de la empresa y la proyección de lo que se manufacturaba en su interior. Para este fin había que encargar el proyecto de construcción al arquitecto adecuado que conociese la moda de su tiempo y las diferentes tendencias, y este fue Timoteo Briet Montaud (1859-1925), que había estudiado arquitectura en Barcelona y era buen conocedor del modernismo y las versiones del modelo decorativo que se utilizaba en Europa del Art Nouveau y que tanta aceptación había tenido en la nueva burguesía alcoyana. 

Timoteo Briet ya tenía varios proyectos emblemáticos realizados en Banyeres como: La Capilla de la Comunión (1897-1899) de estilo neobizantino, seguidamente se derribó la antigua ermita del Santo Cristo y se construye la actual (1899-1904), al año siguiente se le encarga el Taller de la Estación (1905-1910) realizado con piedras de sillería de la cantera de José Laporta que tenía en Bocairent y transportadas a Banyeres por ferrocarril.5 

Posteriormente entre 1914-1918 José Laporta mandó construir en el Molí Sol una ermita de estilo neogótico dedicada a la Inmaculada Concepción en recuerdo a su segunda esposa y que una vez finalizada la actividad industrial fue trasladada piedra a piedra en 1977 al Cementerio Viejo para convertirse en la actual ermita de San Jorge.6 

Centrándonos en el taller de la estación, José Laporta, en uno de los muchos viajes que realizaba a Italia para promocionar los productos que fabricaba en sus talleres encargó para ornamentar el acceso principal del jardín del Taller de la Estación, una talla en piedra de San Jorge, con un detalle minucioso en el que se representa la doncella implorando la ayuda de San Jorge a la izquierda, en el centro alancea a un dragón con restos de muerte y destrucción y a la parte derecha, la población, a la que atemoriza. En Venecia existe en el Campo de San Julián un relieve de San Jorge fechado en 1496 y que, al parecer, hay mucha similitud. 

Ante la incautación de los molinos durante la Guerra Civil y la destrucción de imágenes religiosas, y a fin de salvar esta pieza mandó Laporta, que se escondiera de forma que sirviera la parte posterior de escalón a la salida del jardín del taller y allí estuvo escondida durante toda la Guerra Civil. 

Cuando finalizó la contienda en 1940, quiso la familia Laporta que presidiera la pared lateral de la Iglesia Parroquial en la calle San Jorge, para ser admirada por todos. Modesto Micó recuerda el momento en que se colocó y como estaba partida en dos partes y que hoy todavía se puede contemplar la unión de las dos mitades. 

Cuando pasamos por la calle San Jorge estamos acostumbrados a verlo sin concederle ninguna importancia, formando parte del callejero de nuestro pueblo. 

De los pocos objetos que se salvaron en la Guerra Civil, este es de gran valor artístico y al estar expuesto a las inclemencias del tiempo ya comienza a observarse el desgaste de la piedra y la difuminación de los detalles, que puede afectar a su estructura, por lo que sería conveniente, que de algún modo pudiera ser rescatado, restaurado y protegido para poder continuar ser admirado y transmitirlo a las nuevas generaciones.