Quiero ser San Jorge


Amparito Tortosa

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EL AMPARITO DE IAIA. DICIEMBRE 2013

En la provincia de Alicante, una montaña en la Sierra de Mariola, hay un pueblo que se llama Bañeres.

Allí, cada tres años, se representa la Leyenda de Sant Jordi, el Dragón y la Princesa.

La representación se hace en el Parque de Vil • la Rosario, que es un lugar especial y que, acompañado de luz y personajes, da forma a un espectáculo maravilloso en el que aparece un pueblo de fantasía y de iluminación • alusión.

Bo, dicho todo esto, comienza la historia que voy a contaros y que es espectacular y muy interesante.

Había en este pueblo un matrimonio joven que tenía un niño de dos mesecitos, por su nombre Marc, muy bonito como son los Menudets, que parecen angelitos.

Como los padres siempre salían de panaderos en la Leyenda, quisieron hacerlo también con el niño aunque fuera muy pequeño y le hicieron una túnica muy gra¬ciosa.

los padres, no cabían de gozo. Al brazo de su madre daba gusto ver 'la. De sentir las canciones, dormía. Qué contentos que estaban!. Era un niño muy tranquilo • let.

Cuando tenía tres años, Bagazo, estaba en el’ guardería y allí fueron a hacer una animación para cantarles y enseñarles todo lo que era la Leyenda.

«En un país muy lejano,
había un dragón muy grande,
que una vuelta cada año,
Ii entraba mucha hambre…»

Se lo pasaron muy bien y les gustó mucho.

Cuando Marc volvió a casa, intentaba cantar a sus padres la canción, pero no recordaba.

-Ahora verás!

Le pusieron la por • película que tenían grabada y el xi¬quet estaba entusiasmado viéndola y se vio cuando era mas pequeño, que salió por primera vez. estaba boquiabierto.

Yo deia: -Yo también quiero salir, me gusta mucho. Pero quiero ser San Jorge.
-Eso no puede ser, eras pequeño. Cuando seas grande, ya lo veremos. Este año serás panadero como nosotros. Por¬taràs delantal blanco ¡sombrero de panadero.

—Olé, olé, que bien! Ya tengo ganas. Me llevaré muy bien.

Y sí que salió. Se lo pasó fenomenal, estaba de lo más contento y los padres también.

Cuando tenía seis años, otra vuelta les dijo a los padres:

-Yo quiero ser San Jorge.

-Pero hombre, no ves que no puede ser, que todavía no eres suficientemente grande? Tranquilo que todo reunirá.

También volvió a hacer de panadero. Llevaba llantas de malenetes al horno. Estaba muy divertido.

A los nueve años:

-Este año ya seré Sant Jordi?

-Bagazo, no sé impaciente! todo reunirá!

Qué pasó?

Como se sabía toda la obra de pe a pa, fue el Pigallet. Por cierto que lo hizo muy bien, le aplaudieron muchísimo, estaba que no cabía en la piel.

Cuando tenía doce:
-Otro momento, no puedo ser San Jorge?

-Tú mismo lo has dicho.

-Cuando que cuesta llegar!

a los quince, como no podía ser todavía Sant Jordi pero era grande, alto y listo, salió de ajenjo, parella de la panadera o siga de Coqueta, que era amiga suya. Fue una experiencia muy bonita para él.

El director le dijo:

—Mira Marc, como que eres competente, has col • colaborado en todo y con tanta il • alusión, te promete que los dieciocho, si Dios quiere y todo va bien, serás Sant Jordi. De momento no digas nada a nadie, es un secreto entre tú y yo.

Ya se imaginaba el caballo, bajando del Cielo. Su cabecita no paraba de pensar. ¿Qué haría él de especial por ser San Jorge?

Cumplió dieciocho años el día cinco de enero. Quería hacer algo especial.
San Jorge era valiente y… pensando y pensando tuvo una ¡dea:

-Voy a hacer una propuesta a todos los compañeros del instituto.

un día, antes de salir de clase dijo:

—Por favor, espere que quiero deciros algo que podríamos hacer entre todos. Voy a hacer una propuesta a ver si os parece bien. Como estamos empezando el año, hemos pasado las fiestas de Navidad, Fin de Año y Reyes. Hemos tenido re¬gals…

todos escuchando.

-A ver que quiere este!- dijo Toni.

-En adelante hasta que otra vez venga Navidad…

-¿Qué?- dijo Dani que no aguantaba.

Que podríamos, del dinero que nos dan los padres, guar¬dar un euro y así hasta los Reyes del año próximo y podríamos comprar juguetes para los niños que no tienen nada.

Luna, una compañera muy lista, dijo:

-Joguets, juguetes! comida, comida es lo que necesitan.

-Tienes razón Luna. Mejor podríamos comprarlos men¬jar para que pasen unas buenas fiestas de Navidad, Fin de Año y Reyes.

Pablo dijo:

—Nadal, Nadal! Y todo el año que?

-También tienes tu razón. Podríamos desprendernos de ese euro no sólo este año sino también participar a las otras clases y algo podríamos hacer entre todos.

Nieves dijo:

-Pero que conste en acta para que no se nos olvide.

A la maestra le pareció perfecto. Ella haría una bolsa, la dejaría colgada en el armario y, cuando estuviera llena, a l’ India o donde más falta fiera.

Elvira, que no se le escapaba nada y conocía bien a Marc, preguntó:

-Es que tú, este año, tienes que hacer de Sant Jordi?

-Claro, me lo dijo el director. por cierto, me dijo que no dijera nada hasta más adelante. Ya he metido la pata!

-Voldràs decir la pata!- Y todos se rieron.

Y claro, para julio, Marc salió a la representación de San Jorge.
Por fin había llegado la il • alusión de siempre. Fue tanta la emoción que tenía que, antes de comenzar la obra, lloró tanto que las lágrimas le salían a borbotones haciendo un río que reunía a tierra.
los padres, panaderos como siempre, trataban de tranquilizar • lizar-lo. Fue como una explosión y emocionó a todos.

El director también se emocionó y le pegó un fuerte abrazo.

Después se calmó y estuvo muy sereno a la hora de bajar del Cielo.

Jamás olvidaría Marc esa representación. Ni él ni los demás.

La propuesta de Marc continuó adelante y siempre continuaron ayudando a la gente.

Como constaba en acta, cada nuevo profesor y nuevos alumnos, leían el acta y se parecía una excelencia • lento idea.

A mí me han contado que continúan dejando el euro y que también continúan ayudando a la gente.

Ayudar a los demás siempre da alegría y la alegría da vida.

cuento contado, pero parece que puede ser verdad.

Y éste no se va por el eixamenera, se queda aquí todo el año.

Feliz Navidad y buen todo el Año!