Um conjunto de ornamentos litúrgicos dedicados a São Jorge


José Ignacio Catalán, Historiador del Arte, Subdirección del Instituto Valenciano de Conservación, Restauración en Investigación (IVCR+i)

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Ginas Pardo Garcia

A pesar de la importancia que ostenta el patrimonio litúrgico textil, este adolece de pocos estudios de los talleres y manufacturas que existieron en nuestro territorio. Los tejidos bajo la denominación genérica de «artes suntuarias» o «artes decorativas» han formado parte del patrimonio histórico artístico de nuestros municipios, pero curiosamente han sido escasamente valorados y, por tanto, estudiados.

El arte textil ha sido un excelente portador de un amplio repertorio de manifestaciones plásticas, fruto de múltiples disciplinas, como por exemplo, la pintura o la orfebrería. Sus múltiples variantes artísticas han tenido una gran importancia en el contexto social, político y cultural hasta nuestros días, y buena prueba de ello es este conjunto de indumentaria litúrgica dedicada a celebrar la festividad de San Jorge de Banyeres de Mariola atendiendo a su significación simbólica.

Em efeito, este conjunto de indumentaria está formado por: una casulla con forma de guitarra, una estola, un cubre-cáliz y una palia, y se debe al taller de ornamentos litúrgicos de la Casa Llanas de Valencia. Todas las piezas tienen como elementos comunes un tafetán de seda de color rojo, como tejido de base, y un cordoncillo dorado que, a modo de galón decorativo, va formando roleos entrelazados, y va bordeando todo el perímetro de las piezas y, também, en la casulla, delimita el escapulario en forma de cruz, como elemento decorativo.

La casulla presenta una decoración bordada con dos tipos de bordado: uno realzado, que aquí tiene formas trilobuladas, al principio y fin del escapulario, y curvas, formado por hilos metálicos que cubren una pieza de cartón; y otro pasado, formado por hilos metálicos y de seda de diferentes tonalidades, que van reproduciendo motivos vegetales, zarcillos, flores y unos enrejados de corte neorrococó, que dotan al conjunto de una gran elegancia y vistosidad. En la parte posterior de la casulla, en la intersección de los brazos de la cruz que forma el escapulario, encontramos una cartela de cueros recortados y hojarasca bordada con hilos de seda de colores, que enmarca una escena con la representación de San Jorge y el dragón. El santo aparece como un joven caballero, montado en un brioso corcel blanco, en corveta, armado y ataviado con una vestidura a la romana, y con una cruz roja en el pecho y con una capa, igualmente roja, con multitud de pliegues ondeando al viento en fuerte drapeado, que empuña su fusta sobre las fauces de un dragón alado, ya derribado en el suelo. Detrás de él, se aprecia la princesa maniatada a un árbol. Esta escena está realizada bajo la técnica de «pintura a la aguja» con la que se consiguen unos efectos plásticos similares al arte pictórico, pero realizado con la técnica del bordado. Las hebras de seda utilizadas para el bordado responden al tipo de seda flor o seda fina joyante, elaborada sin apenas retorcer la fibra, lo cual permite calidades que eran exigidas en los contratos cuando se estipulaban que se bordase en «seda fina y de buena calidad».

La estola tiene forma rectangular con los extremos que se ensanchan gradualmente hasta formar unos trapecios que se rematan con flecos dorados. En el centro, un cordón de seda enroscado de hilo dorado y rojo rematado por una borla. En el centro de la pieza trapezoidal y en medio de la estola una cruz flordelisada realzada y radiante en hilos metálicos. La misma tipología de cruz la encontramos en el cubre-cáliz, que tiene forma cuadrangular, cuya función es la de cubrir el cáliz y la patena, y en la palia, que igualmente es cuadrada y su función es la de guardar las sagradas formas, y que además presenta como ornato unos penachos en las cuatro esquinas. Los remates de los ornamentos litúrgicos se confeccionaban en seda o en metales preciosos, contribuyendo así a la ornamentación de las piezas. Los más usuales fueron los flecos y los galones, tal y como podemos apreciar en este conjunto.

FOTOGRAFÍA 1
Parte delantera de la casulla

FOTOGRAFÍA 2
Parte trasera de la casulla

APROXIMACION ICONOGRAFICA

Los ornamentos litúrgicos por medio de los colores simbólicos y sus motivos iconográficos bordados refuerzan la carga simbólica de la misa, otorgando a la celebración una naturaleza sagrada, cuyo objetivo último es transmitir a los fieles conocimientos de la doctrina de la fe cristiana de una manera visual.

San Jorge es un santo venerado en toda la cristiandad, si bien la autenticidad de su historia ha sido cuestionada en varias ocasiones. La escena del santo combatiendo al dragón es la más frecuente entre sus representaciones. El tema se introdujo en su biografía en el siglo XI. Este joven imberbe, oficial de la legión romana, oriundo de Capadocia, en cierta ocasión llegó a una ciudad llamada Silca , na província de Líbia. Cerca de la población había un lago en el que vivía un dragón que tenía amedrentadas a las gentes de la comarca. Los habitantes de Silca arrojaban al lago cada día dos ovejas para que el dragón comiese y los dejase tranquilos, porque si le faltaba el alimento iba en busca de él hasta la misma muralla. Al cabo de un tiempo, los moradores de Silca se quedaron casi sin ovejas y acordaron arrojar cada día al agua, para comida de la bestia, una sola oveja y a una persona, y que la designación de ésta se hiciera diariamente mediante sorteo, sem excluir ninguém. Um dia, al hacer el sorteo de la víctima, la suerte recayó en la única hija del rey. Este enormemente afligido, aplazó por ocho días el sacrificio de su hija, pero finalmente, bajo la presión del pueblo, el rey se vio obligado a entregar a su hija. La joven, ataviada con sus mejores galas, se dirigió hacia el lago para ser devorada por la bestia. Mientras caminaba hacia su funesto destino, se encontró con San Jorge, quien le dijo que la ayudaría en el nombre de Cristo. Éste montado sobre un caballo blanco, hirió al dragón, y le pidió a la doncella que con el cinturón sujetará a la bestia para finalmente darle muerte. Ante este hecho, los agradecidos ciudadanos abandonaron el paganismo y abrazaron a la nueva fe cristiana. Esta fabulosa historia fue popularizada por Santiago de la Vorágine en su obra La Leyenda dorada, y es la que ha dado pie al mayor número de representaciones de este santo. El tema de la lucha de un joven contra un dragón para liberar a una princesa no es nuevo. De hecho en la mitología griega encontramos esta misma historia con Perseo y Andrómeda, quien a su vez el héroe griego es una versión del dios egipcio Horus, a quien se representa a caballo y atravesando con una lanza un cocodrilo. Por tanto la figura de San Jorge matando el dragón hay que interpretarla como una cristianización de los mitos paganos. De este modo, y por extensión, el triunfo de San Jorge sobre el dragón supone el triunfo del cristianismo sobre el paganismo.

La casulla es el ornamento más importante de la liturgia católica por su función y simbolismo, pues la usa el presbítero para la celebración del sacrificio de la misa y representa la caridad y el yugo del Señor, y rememora el manto púrpura con que fue revestido Cristo en el pretorio. Su forma ha variado a lo largo de la historia, pero podemos decir que se trata de una prenda textil rectangular, que no tiene costura a los lados y presenta una abertura central para pasar la cabeza, de modo que queda una mitad en la espalda y la otra en el pecho. Su origen hay que buscarlo en la “casula” o “paenula” greco-romana, que era un vestido utilizado por la clase senatorial romana a principios del siglo IV, y consistía en un manto semicircular de lana, con una abertura en el centro para pasar la cabeza. A partir del siglo IX se empezó a realizar esta vestidura con las ornamentadas sedas bizantinas. Con el fin de reducir el peso de esta y facilitar el movimiento de los brazos del sacerdote, se empezó a recortar por los lados, para pasar a una forma elíptica en los siglo X y XI, Primeiro, y rectangular o acampanada después en los siglos XII y XIII. A partir del siglo XIII comienzan los cambios más importantes en su forma a consecuencia de las innovaciones introducidas en la celebración eucarística, como la elevación de la Sagrada Forma para que toda la congregación de fieles la viese. Las modificaciones se prolongaron hasta el siglo XVI debido a la difusión del empleo de telas recamadas. Em efeito, a partir del siglo XVI se empiezan a utilizar tejidos y ornamentos cada vez más pesados, lo que motivó que las casullas cada vez se recortasen más y abriesen más en los lados y con los ángulos redondeados. El modelo más recortado se conoció comúnmente en España con el nombre de guitarra o guitarrón, por sus contornos redondeados y la estrechez en la zona de los brazos y hombro.

La decoración de las casullas ha sido igualmente muy variada, pero en líneas generales podemos afirmar que presentaba en el centro un escapulario con una cenefa vertical en la que frecuente-mente se representaba a santos, la Virgen o escenas de la Pasión de Cristo. Para su confección siempre se emplearon telas nobles, especialmente seda o terciopelo, que en un principio procedían de Alejandría, Damasco y Bizancio; durante la Edad Media fueron famosas las fábricas árabes de Sicilia y España; después del siglo XIII, los damascos, brocados y terciopelos de Génova y Venecia. También en algunas ocasiones se usó la lana y el algodón. Sobre las suntuosas telas se realizaba el bordado de las imágenes aludidas bajo una técnica muy depurada como lapintura a la aguja”. Los colores de las casullas varían según la estación y función litúrgica a celebrar. assim, el color rojo, como la que nos ocupa, representa el amor de Dios y la sangre derramada por los mártires, la caridad y el heroísmo del sacrificio. Es utilizada para las festividades de la celebración de la Pasión y muerte de Jesús (Domingo de Ramos, oficios litúrgicos del Viernes Santo, la exaltación de la Santa Cruz…), fiestas o misas votivas del Espíritu Santo como Pentecostés y fiestas o memorias de Santos Mártires, Apóstoles y Evangelistas.

CONCLUSION

El arte sacro ha buscado siempre un equilibrio entre funcionalidad y mensaje evangelizador. Los ornamentos litúrgicos representan lo sagrado y su iconografía va más allá del mero sentido ornamental. Neste sentido, el patrimonio textil litúrgico cumple una función de primer orden, pues supone al mismo tiempo una manifestación artística y un medio de evangelización.

FOTOGRAFÍA 3
Detalle del bordado de la escena de San Jorge y el dragón

FOTOGRAFÍA 4
Estola, cubre-cáliz y palia