Restauración


Aleluya, fullla parroquial nº 2220

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La restauración ha cambiado estos últimos días de rumbo.

La Confraria de S. Jordi le ha encargado a Bartolomé Caraval una actuación concreta sobre la imagen de S. Jorge, (la del retablo, la grande).

Algunas personas dirán o se preguntarán el por qué de tanta restauración. Algo muy sencillo: El paso de los años no repercuten positivamente en obras, imágenes. Se produce un deterioro. Por eso cada equis años nos encontramos de lleno en tareas de restauración.

Esto es lo que está sucediendo en todas las parroquias, templos e iglesias de nuestra diócesis, después de una guerra y de más de 80 años de haber restaurado o hecho de nuevo todo lo destruido. Y como es natural también en la nuestra. Sí, no es poco lo que hay que restaurar, los años no pasan en balde, producen deterioro sobre todo en obras físicas y materiales. Y es responsabilidad nuestra conservar y, en la medida de lo posible, mejorar.

El caso de la imagen de S. Jorge tiene unas características propias a tener muy en cuenta y que debemos exponer:

.- No es una imagen que está en una hornacina, y no se mueve para nada. Esto es lo que sucede con las imágenes, incluso patronales muy veneradas: No se mueven para nada de su hornacina (excepto en fechas muy señaladas). Hay otra imagen que es “la procesional”.

.- La razón no es otra que el cambio de ambiente, los movimientos, van en detrimento de la imagen.

.- Si a ello añadimos “la grandaria” de la imagen, S. Jorge, que se traslada sobre ruedas, y va colocada sobre una carroza con constante vibraciones…. Todo va en detrimento de la talla artística.

.- Y al ser una imagen de gran tamaño, la madera base sobre la que se esculpe son grandes piezas encoladas, unidas, sobre las que actúa muy negativamente las vibraciones, que repercuten en grietas, desajustes…

.- Además de todos los deterioros, agrietados, desconchados, se ha tenido que cambiar el “encolado” del ensamblaje, no con colas secas, sino blandas que hagan de almohadillado, y no creen grietas.

.- Esta es nuestra realidad de la que estamos orgullosos: “La eixida de S. Jordi”, “la entrà de S. Jordi”, “la carrossa”, “la processó”, “la entrada en la plaça”….

.- Esta es nuestra fiesta, esta es nuestra procesión.

.- Y este es el coste que genera y que asumimos con gusto.

.- Si el deterioro fuera grave sería otra cuestión y otros planteamientos. Pero en nuestro caso, a día de hoy, es bien sencillo: Seguir nuestro esquema de fiesta, y cada equis años hacer los ajustes pertinentes, que hoy por hoy son ajustes y no “dañan” el conjunto de la imagen.