Restauración


Aleluya, fullla parroquial nº 2163

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Una vez más nos hemos encontrado con una realidad que, en muchas ocasiones, aparece en las tareas de restauración, sobre todo cuando se produce un mal por causas meteorológicas: Que el mal a subsanar era mucho mayor, más grave, de lo previsto.

El desconchado, desprendimiento de pintura, que se apreciaba, desde abajo, en el crucero, era mucho mayor, y las consecuencias negativas mayores. La filtración de aguas pluviales ha sido mucho mayor de lo que se manifestaba al exterior de la pintura.

El deterioro ha sido más amplio y ha repercutido, negativamente, en una mayor amplitud y extensión. Lo que con lleva una acción de restauración mayor de lo previsto.

Nos ha sucedido lo mismo que cuando un paciente va al médico. El mal era mayor y la única solución es actuar en consecuencia.

Y una cosa importante: En esta realidad de la restauración colaboremos todos: Al entrar en el templo encendamos una lucecita del lampadario. Son céntimos. Sí, céntimos como la viuda del evangelio, que al entrar en el templo dejo unos céntimos en el cepillo del templo. Y el Señor alabó tal acción, pequeña pero muy grande.