Las fiestas de Moros y Cristianos: Un patrimonio y un bien común


Francisco Hernández Marín

Descarregar document

La fiesta ha sido y es una necesidad vital tanto personal como social. Desde los primeros albores de la humanidad se manifestó como un fenómeno de la sociedad, unas veces expresada de una manera espontánea, otras más canalizadas.

En ellas tiene un fuerte componente subjetivo (sentimientos, actitudes,…), pero destaca ante todo la vivencia y experiencia comunitaria (social). En esa experiencia colectiva podemos destacar varios aspectos: ruptura de lo cotidiano, transgresión de la norma…; pero también lo celebrativo y la identidad y construcción del sentirse pertenecientes a una comunidad o grupo.

Cuando la fiesta se expresa comunitariamente, responde fundamentalmente a una función social-lúdica: transformación del escenario de la vida cotidiana, el colectivo se permite una cierta trasgresión de la norma, se entra en relación con los demás…, Se hace a través del tiempo de diversión.

1.- LAS FIESTAS DE MOROS Y CRISTIANOS

Llegan las fechas deseadas, y nuestros pueblos se transforman. Todo es regocijo, ilusión, anhelos, catarsis, conmemoración y recreación de nuestra historias, fervor religioso, ideales de ser mejores, música por todos los poros, caras de expresión gozosas, espacios de convivencia, incitación de los sentidos… Así mostramos nuestra manera de ser, es nuestra identidad reflejada a través de un hecho lúdico.

Si la fiesta ha sido siempre una necesidad vital, pasa en estos momentos a ser un acontecimiento extraordinario, muchas poblaciones la expresan comunitariamente como algo único, vividas con intensidad, es la celebración de algo importante y especial para una comunidad, son nuestras fiestas mayores,

No cabe duda que las fiestas de Moros y Cristianos son una realidad rica y compleja; ya lo decía en el II Congreso en Onteniente en 1986, mi paisano Sebastián García, en su ponencia: “un festejo tan fascinante, polifacético, vivo y complejo como el nuestro” (GARCÍA, 1986: 79). Realidad donde se despliegan diversos elementos unidos por un eje común temático, por ello no son festejos populares entendiendo esto como una mera suma de actos. Se manifiesten diversas dimensiones (histórica, religiosa, cultural, de identidad, estética, de cohesión social, de creación del colectivo…), y conlleva una organización dificultosa. Todo esto lo aderezamos con múltiples aspectos subjetivos (sentimientos, vinculaciones afectivas, pertenencia e identidad, creencias, posicionamientos sociales, ideologías, cosmovisión de la vida…) entrelazados con la tradición y el sentimiento de unión y pertenencia a una comunidad.

La fiesta es diversión fundamentalmente, pero tiene otras funciones importantísimas, que en el caso de las fiestas de Moros y Cristianos se manifiesta comunitariamente, es decir la fiesta también es social, hace sociedad. Se celebra algo importante y especial para ese colectivo y por ello lo cotidiano se interrumpe y la experiencia se expresa en alegría, pero no se hace individualmente, se hace como grupo, como conjunto, como ciudadanía. Por ello esta experiencia comunitaria responde también a otras funciones no menos importantes que la meramente lúdica: conmemorativa, de conformación de la identidad colectiva, pertenencia a una comunidad. En definitiva es sentirse miembros de un colectivo.

Las fiestas, especialmente la de Moros y Cristianos, tiene un lenguaje especial y prioritario para manifestarse: el simbólico (gestos, actos, ritos…) porque a través de ello puede expresarse todos los sentimientos posibles, dar rienda suelta a lo lúdico, recrearse en lo celebrativo o reencontrarse anualmente como pueblo.

Por lo tanto la fiesta tiene un valor en sí, entre otros tanto motivos porque nos introduce en el mundo de los sentimientos y gestos, y es entonces cuando nos abrimos a nuevas experiencias.

2.- LAS FIESTAS DE MOROS Y CRISTIANOS COMO ESPACIO COMUNITARIO

Nuestra manifestación festiva la hacemos a través de la modalidad de Moros y Cristianos; modalidad a la que nos une y hermana a tantos pueblos que la celebran.

Esta forma de hacer fiesta, es parte de nuestra vida e identidad, influyendo de forma sustancial en la vida de la comunidad. Las fiestas de Moros y Cristianos son una expresión social y cultural de nuestros pueblos y son un tiempo comunitario ya que la comunidad se expresa a través de ellas.

Nuestras fiestas, como otras, son un fenómeno peculiar que alcanza a un gran colectivo, con una gran riqueza y variedad en muchas facetas, y tremendamente complejas en muchos aspectos, entre otros en el organizativo. No se puede dudar la gran importancia y relevancia que tienen para la ciudadanía: muchas veces son sus únicas fiestas como conjunto, o al menos las más importantes, y eso crea una forma determinada de concebirlas y manifestarlas, en palabras de Victorio Oliver: “No es un juego la fiesta. Es una fiesta de humanidad, de convivencia, de pueblo entero, de plaza mayor única” (OLIVER, 1999: 9).

2.1.- Valores comunitarios

La fiesta es un valor en sí misma, pero además en una sociedad centrada en el rendimiento y la eficacia, es fundamental que existan espacios donde se dé importancia a lo simbólico, se comparta los sentimientos, se recobren espacios de espontaneidad, se ejerzan mayor protagonismo la ciudadanía y se cambien los comportamientos y actitudes habituales, al mismo tiempo que tienen un fondo de espontaneidad y libertad. Aunque nos rodean múltiples medios de ocio y tiempo festivo, las fiestas siguen cumpliendo el papel de ser cauce para el reencuentro de la identidad colectiva en medio de la globalización y son verdaderos núcleos de contacto, relación, amistad, encuentro y comunicación.

Las fiestas de Moros y Cristianos son una recreación e inspiración histórica pero no teniendo como eje el conflicto bélico-religioso de la reconquista, sino como un espacio de convivencia y de encuentro de las culturas que convivieron a lo largo de largos siglos, desarrollándolas con una impronta y carácter popular.

Toda comunidad utiliza los símbolos y los ritos como forma de manifestarse y expresarse. Nos permite desvelar, conocer, acercarnos… a la realidad social del colectivo humano. En las fiestas se expresan sentimientos, deseos, aspiraciones, mensajes y significados de gran importancia para la vida en común, se proyecta en ellas un orden ideal y es también es una recreación sobre la vida cotidiana. El rito hace comunidad.

Pero este festejo tan fascinante, y al mismo tiempo popular, no es aséptico, no es ajeno a la sociedad en que vive: se mueve al son de ella y porque vivimos en ella son reflejo de la misma en lo positivo y negativo. No obstante tiene una dinámica que oscila entre el movimiento por el dinamismo de la sociedad y la permanencia en su identidad, en sus raíces (sentido de tradición) y en sus valores.

2.2.- Construcción de la comunidad civil

Tenemos un eje temático donde se mezclan los aspectos subjetivos o más concretamente el protagonismo del individuo (sentimientos, afectos, sentimientos de pertenencia, creencias, posicionamientos sociales, ideologías,…) con los propios del colectivo y las funciones sociales. La fiesta es pública y socialmente expresada, aunque a decir verdad nunca sabremos a ciencia cierta los verdaderos motivos personales por los que nos vinculamos a la fiesta.

Quizás haya sido lo religioso, al menos al principio, lo que haya podido, entre otros factores, cohesionar como comunidad y uniéndola a la fiesta. Lo religioso posibilitó un encuentro en un devenir progresivo donde distintas fiestas se han ido entrelazándose (la religiosa, la soldadesca y propiamente la de Moros y Cristianos con sus embajadas, los desfiles fueron lo último que se incorporaron) haciendo posible las fiestas actuales. La devoción a nuestras patronas y patronos, por ejemplo en Villena la “Morenica”, pone de manifiesto el carácter identificativo para todos y ejerce un importante papel como símbolo local. Por ello la identidad colectiva se refuerza más cuando en la fiesta es palpable este elemento religioso.

2.3.- Intensificación de la identidad colectiva

Las fiestas nos vinculan, redescubren, revalorizan y cultivan las tradiciones, es decir nuestras raíces. Forman parte de un patrimonio colectivo heredado, por ello ponerse el traje de festera/o, acompañar a la patrona o patrón, salir en la entrada, ofrecer las salvas de arcabucería,… “es la llamada común de un rito que nos introduce en un tiempo y espacio distinto y fantástico” (BERNABEU, 1981:74). Son signos que nos convocan al rito comunitario, que nos vincula con el reencuentro y la celebración de la historia común.

Nuestras fiestas son una forma de expresión y consolidación de la identidad común, del nosotros colectivo. La calle se convierte en el lugar de encuentro, participación y protagonismo, se unifica el sentir de nuestro pueblo y revivimos nuestros rasgos peculiares, nos vinculamos y fomentamos el sentimiento de pertenencia, potenciamos los canales de integración, congregamos a la comunidad dispersa durante el tiempo de trabajo permitiendo a los residentes y a los ausentes renovar la adscripción al colectivo, y también supone la diferenciación entre nosotros y otros pueblos que celebran fiestas de Moros y Cristianos. De esta manera podemos decir con el antropólogo Honorio Velasco (VELASCO, 1982: 7) que la fiesta hace sociedad o “al menos crea ilusión de comunidad”.

Tener como base la soldadesca ha posibilitado y ofrecido la participación masiva de la población en nuestras fiestas, influyendo sobre todo en la popularización de las mismas. Y al participar de esta forma tan singular aparece más fácilmente el nosotros comunitario, y cobra mayor expresión en la masiva participación, como indicó José Luis Bernabeu: “La extensión y vigencia de esta fiesta en un medio agrario como el villenense lo es en forma eminentemente popular y masiva” (BERNABEU, 1981:71).

2.4.- El caso de Villena

En Villena tenemos algunas características o valores, que aunque pueden ser comunes a otros pueblos y fiestas, cobran realce entre nosotros/as desde la perspectiva comunitaria. Aquí resaltamos algunos de ellos:

* Por ser fiestas mayores, fiestas patronales, la de todos/as los ciudadanos.

* Al ser la única fiesta importante de la población, el sentido de identidad y pertenencia a Villena se recalca, y aglutina a todo el pueblo. Nos dan identidad, nos hacen construir el nosotros colectivo, nos enlaza con nuestras raíces.

* Suele ser una fiesta de plaza mayor y de encuentro, dando mucha mportancia a la participación, a la implicación y a que las personas se sientan protagonistas. Son fiestas colectivas, que nos congregan como comunidad y que las construimos entre todos.

* Es una fiesta que fomenta la integración de las personas, rompiendo los estratos sociales, haciendo que las personas se sientan vinculadas, nadie es forastero en Villena, el carácter de Villena es abierto pero en esos días se aprecia notablemente. En nada son elitistas.

* Es más importante las relaciones, las amistades, el encuentro que el destacarse socialmente: se le da importancias a las tertulias, llamadas en Villena: “charraícas” y “socarraícos”; grupos de amigos; almuerzos; dejar el traje a una persona que no es festero o es de fuera para vestirte de festero, o posibilitar que participe en un desfile u acto, es pan de cada día; los cuartelillos y sedes festeras son abiertas en la mayoría de casos;…

* La expresión de la alegría es visible y contagia y crea un buen ambiente.

* Son herencia de anteriores generaciones, y es un bien que ofrecemos para el futuro.

3.- LAS FIESTAS COMO PATRIMONIO Y BIEN COMÚN

Sentimos las fiestas como algo muy nuestro. Nuestras fiestas, donde nos sentimos protagonistas, son un patrimonio y un bien común, que no es la suma de los intereses de la mayoría, sino el bien del conjunto y de todas y de cada una de las personas. Por lo tanto no son fiestas particulares, y al margen de las motivaciones personales para participar en ellas, son fiestas públicas, sociales, de colectividad, de pueblo entero donde la calle se convierte en el lugar de encuentro y en el espacio social prioritario. Todos nos sentimos protagonistas.

Nuestras fiestas hacen comunidad, construyen pueblo, identidad, y ello nos debe lleva a sentirnos a gusto entre todos, sentirnos como miembros del conjunto, y nos enlazan con nuestras tradiciones, entendiendo a estas como nuestras raíces y no las costumbres. Si no se construyen entre todos/as no avanzan.

Pero no es sólo eso, sino que las fiestas en general y en concreto esta modalidad de Moros y Cristianos son el escaparate de un pueblo, ya que también muestra imagen de lo que es un colectivo.

Debemos recordar que en bastantes pueblos son las fiestas mayores, que son las que acogen a todo el colectivo, y que son generalmente las patronales, determinadas por la vinculación con la Patrona o el Patrón – referente religioso para muchos/as e icono de identidad para todo el pueblo -, por lo tanto son en donde nos proyectamos y las que representan a toda la ciudadanía.

También hay que recordar que no las fiestas no nos pertenecen a nosotr@s personas del siglo XXI, sino que son herencia de anteriores generaciones que han dado lo mejor de ellas para que las fiestas las disfrutásemos como son. Son las fiestas que nuestros mayores eligieron para manifestar una forma de ser y sentirse comunidad, y que tenemos la obligación de ofrecerlas al futuro, conservándolas con honestidad y mejorarlas con dignidad.

Este bien común hay que quererlo, cuidarlo, mejorarlo, disfrutarlo y traspasarlo. Todos/as nos debemos sentirnos implicados/as para cuidarlo como un bien conjunto. Si hemos estado diciendo que son fiestas de todos y todas, que es algo nuestro, me pregunto entonces: ¿es posible que podamos estar a gusto en las fiestas, unos como festeros y otros como festeros no salientes?.

4.- EL INDIVIDUALISMO: UN MAL DE LA SOCIEDAD QUE AFECTA EN LAS FIESTAS LOCALES

Nos encontramos en una cultura que se asienta en la concepción individualista de la persona y la sociedad (búsqueda del propio provecho como motor de progreso y felicidad), esta concepción pasa, muchas veces, a ser una actitud vital donde la decisión individual, el egocentrismo, la búsqueda de uno mismo, la evasión,… se imponen sobre lo colectivo y se alzan como valores supremos y principios regulativos en la sociedad (MARDONES, 1991: 80). Esta dinámica racional egoísta se basa en una absolutización de la libertad de lo “qué es lo qué más me conviene” y “un hacer lo que se quiera” y se convierte en motor de vida donde todo queda a la dictadura de “la priorización de lo que siento” y de “lo que pida el cuerpo” sin que los otros tengan que decir algo, y entonces todo está permitido (incluso los mecanismos tóxicos).

Las fiestas no son ajenas a nuestra sociedad. Cuando la fiesta se contamina de esta dinámica, ésta se convierte en plataforma de lanzamiento y manifestación del “yo” egoísta e individualista, quedando el bien común a un lado. En este contexto, estas manifestaciones son permitidas y toleradas socialmente, que como dijo Alfredo Rojas: “ni la disparidad de motivaciones ni la libertad que toda persona tiene, permite una actuación en la que cada uno pueda hacer libremente aquello que desee; y muchos participantes se permiten libertades y actitudes incapaces de llevar a cabo en otras ocasiones o lugares en ello” (ROJAS, 1979: 40).

¿Estaremos tendiendo a vivir nuestras fiestas como algo individual, como algo que satisface a uno/a sólo o su pequeño grupo, más que al conjunto, más que a la contribución y al disfrute de todos/as?. Expongo algunos factores que creo que pueden estar influyendo:

– Nuestra sociedad de hoy, aunque tiene muchos valores positivos, está impregnada por valores poco constructivos, como el individualismo,… Esto se traduce en el ámbito festero en un pensamiento que expresa el individualismo indicado: “yo pago: yo tengo derecho a hacer lo que quiero…”, “disfrutar, teniendo en cuenta al conjunto no es divertirse”, “en las fiestas no existen obligaciones”, “la comparsa es un mero medio para divertirme”, ”si no te gusta, vete”…

Esto ha llevado a utilizar lo colectivo para mero uso personal: la comparsa, como ámbito natural festero, a veces no se entiende como un lugar de encuentro, amistad, medio para el bien común, y hay sectores del mundo festero que usan la fiesta como un medio únicamente para divertirse en mi yo individualista o en mi pequeño grupo.

– Lo lúdico tiene un claro componente de ruptura, de transgresión, de diversión, innata a la fiesta y necesaria. Pero esto no significa que no esté dentro de un marco común, unos límites de sentido común. Cuando la diversión traspasa el bien común, el respeto mutuo, la dignidad humana, se entra en un laberinto sin sentido donde todo es justificable “por la fiesta”, que fomentan lo individual.

– A veces se desarrolla una concepción de la fiesta donde parece que lo lúdico, en el sentido más sano de trasgresión de la norma, de ruptura, de diversión que la sociedad se da permiso, está reñida con otros aspectos más celebrativos, de identidad. Parece entenderse que sólo lo lúdico divierte.

– Quizás, muchas veces, falta un proceso de concienciación, de educación y de amor a la fiesta, a las tradiciones como elementos que enraízan al colectivo. Estamos más preocupados por el número, por la espectacularidad, el lucro,… que hemos dejado lo más importante: las fiestas y la comparsa como ámbito de encuentro, de conocimiento de la fiesta, de adscripción a la misma.

5.- SEÑALES A CONSIDERAR

Hay que considerar las Fiestas de Moros y Cristianos como un patrimonio y un bien común, sintiéndola como algo propio de la ciudadanía, de todos y todas las personas,… Algunas señales a tener en cuenta en el desarrollo de las fiestas, que muestran que se puede ir perdiendo el sentido comunitario, de bien común:

* En el desarrollo de los desfiles a veces se predomina comportamiento individualista, excesiva espectacularidad, mostrar el lucro,…

* Exhibicionismo y abuso de sustancias tóxicas (alcohol, drogas,…) en la calle, en público, se tolera sin tener en cuenta la presencia de niñ@s,… Falta de campañas de concienciación para el control del consumo.

* Se tiende más a los derechos de uno que a los deberes, más en lo que me corresponde a mí que lo se puede contribuir al bien común.

* Tener en cuenta que a veces hay una desconexión festero- espectador.

* Sentimiento de que la fiesta no es de todos: las fiestas “son para el que sale”, “para los festeros”.

* Exceso y preponderancia de los desfiles frente a otros actos más comunitarios o diversos. Apreciación de que las fiestas de Moros y Cristianos son sólo desfiles.

* Insistencia más en lo espectacular que en el sentirse todos bien, en lo común, en los detalles sencillos,….

* Eludir tareas y responsabilidades comunitarias. Dificultades para tener candidatos para responsabilidades en las comparsas, filaes, juntas,… Poca asistencia a las asambleas.

* Refugiarse en el grupo pequeño (mi fila, peña,…), desconexión o trato con el grupo de referencia primario (comparsa, filaes,…). Ambiente en los localillos y sensación de desierto en las sedes de comparsa.

6.- PODEMOS AVANZAR

La comunidad se expresa a través de la fiesta y en ésta se muestra el modo de ser y sentir de un pueblo. La fiesta es rica y variada. La fiesta debe ser fiesta de todos y todas.

Las fiestas no pueden convertirse en una suma de egoísmos, no tomar la fiesta como valor de encuentro común, de patrimonio común. Volvamos a redescubrir las fiestas como un momento privilegiado para recuperar las relaciones humanas y el sentimiento común fuera de los roles y ajetreos habituales.

Hay que dar importancia a la educación y a la concienciación en este tema.

7.- CONCLUSIONES

1.- Desarrollar en las diversas instancias festeras (juntas, comparsas, filas,…) la conciencia del sentimiento comunitario y conciencia colectiva de que la fiesta es un bien común, que está destinada al disfrute de todas las personas, y al que todos y todas estamos llamados a cuidarla y mejorarla.

2.- Mantener nuestras raíces y tradiciones, siempre que no vayan contra la dignidad de las personas, ya que son el elemento común de nuestras fiestas. Las fiestas deben adaptarse a nuestros tiempos y por ello las costumbres se pueden cambiar, pero manteniendo las raíces

3.- Potenciar la dimensión cultural e histórica de las fiestas, como elementos esenciales de la identidad y del patrimonio cultural de un pueblo.

4.- Trabajar en los niños los aspectos de las raíces de las fiestas, las señas de identidad, los valores de las mismas, la conciencia de que son un patrimonio y un bien común.

5. Potenciar los actos que no sean desfiles generales o las entradas de las fiestas, tienen la misma consideración y la misma dignidad y muchas veces muestran más raíces de la fiesta (dianas, retretas, arcabucería, actos de la antigua soldadesca, ofrendas, actos religiosos, actos internos de las comparsas o bandos,…)

6.- Lo religioso puede ser un espacio de encuentro. Es importante que en la fiesta se desarrollen los valores de la misma (encuentro, identidad común, convivencia y amistad, alegría, integración social…), que son lo que realmente une a creyentes y no creyentes. D. Victorio hablando del papel de lo religioso en la fiesta indica: “Es elemento esencial. Y lo es no sólo para que la fiesta sea religiosa, sino para que sea humana” (OLIVER, 1999: 15)).

7.- Volver a tener como centro a la comparsa. La amistad, el encuentro con los demás, la convivencia, la solidaridad y la realización personal y colectiva, el sentido de conjunto, el asumir tareas, son valores que se tienen que ir descubriendo y trabajando en la entidad más amplia que mi grupo pequeño.

8.- Trabajar la participación de las personas, que las personas tengan protagonismo, potenciar el diálogo,… en los diversos ámbitos festeros. Ello conllevará que se sientan corresponsables con este bien común: que son las fiestas de Moros y Cristianos.

BIBLIOGRAFIA CITADA EN EL TEXTO:

BERNABEU RICO, JL. (1981), Significados sociales de las fiestas de Moros y Cristianos. Elche. Ed. Universidad Nacional de Educación a Distancia, Centro Regional de Elche. 71, 74 pp.

GARCÍA MARTÍNEZ, S. (1985): La fiesta como expresión social y cultural del pueblo. Ontinyent. Ed. UNDEF. 79 pp.

MARDONES, JM. (2203): La indiferencia religiosa en España. ¿Qué futuro tiene el cristianismo?. Madrid. Ed. HOAC. 80 pp.

OLIVER Y DOMINGO, V. (1999): Religión y Fiesta, hoy. Orihuela. Ed. UNDEF. 9, 15 pp

ROJAS NAVARRO. A. (1979). “Consideraciones sobre las fiestas de Moros y Cristianos en nuestra ciudad”. Revista de Fiestas de Villena. Alicante. Ed.: Ayto de Villena. Pp 40-42

VELASCO MAILLO, H. (1982): Tiempo de fiesta. Ensayos antropológicos sobre las fiestas en España. Madrid. Ed. Tres-catorce-Dieciséis. 7 pp.

BIBLIOGRAFÍA

* Actas I Congreso Nacional de Fiestas de Moros y Cristianos. Tomos I y II. Caja de Ahorros Provincial de Alicante.

* Actas del II Congreso Nacional de Fiestas de Moros y Cristianos. Ontinyent 1985.

* Actas del III Congreso de M y C. UNDEF y CAM. Murcia 2002.

* Actas de I Jornadas de Antropología de las fiestas. Elche- Alicante 1999. Ed.: M&C Publicidad. Sueca 1999.

* Actas de II Jornadas de Antropología de las fiestas. Elche-Alicante 2000. Ed.: Instituto de Cultura de Cultura Juan Gil-Albert. Elche 2000

* Actas de III Jornadas de Antropología de las fiestas. Elche-Alicante 2001. Ed.: Instituto de Cultura de Cultura Juan Gil-Albert e Institución Ferial Alicantina. Elche 2001

* Actas del I Simposium y II Simposium de La Religión en la Fiesta. Caravaca 1996 y Orihuela 1999. Edita: UNDEF. Cocentaina

* AA.VV. ( C. Alvarez, M.J. Buxó, S. Rodriguez Becerra)La religiosidad popular. I, II y III tomo. Anthropos. Barcelona 1989.

* Alvarez Bolado, Alfonso. “Giro de siglo” y solidaridad. 1991.

* Álvarez Santaló, León Carlos.La escenografia del milagro hagiográfico y la construcción del imaginario colectivo. Religión y Cultura. Barcelona.

* Ariño Villarroya, Antonio. La interpretación de la historia de la fiesta y los intereses del conocimiento. II Congreso de Moros y Cristianos. Onteniente 1985.
Festes, Rituals y creences. En Temes Détnografía Valenciana. Tomo IV. Inst. Valenciano D’estudis i investigació. Valencia 1988. La rellevància de la festa. En Festes d´estiú (Calendari General de festes de la Comunitat Valenciana). Consellería de Cultura de la Generalitat Valenciana. Valencia 1995. La utopía de Dionisos. Sobre las transformaciones de la fiesta en la modernidad avanzada. Rev. Antropología, nº11, Marzo 1996.

* Ariño Villarroya, Antonio y García Pilán, Pedro. Apuntes para el estudio social de la fiesta en España. Ed. Anduli. 2006. La fiesta com a patrimoni cultural. Ed. Métode. 2012

* Brisset Martí, Demetrio E. Los valores culturales de la fiesta y su trascendencia en el pasado y presente de las poblaciones que lo celebran. Actas III Congreso Nacional de la
Fiesta de Moros y Cristianos. Ed.: UNDEF y CAM. Murcia, 2002. Pág. 191-220

* Caro Baroja, Julio. El estío festivo. Barcelona 1984. Estudios sobre la vida tradicional española. Edit. Península. Madrid 1988. Los fundamentos del pensamiento antropológico moderno. CSIC. Madrid 1991.

* Castilla Vázquez, Carmen. Las fiestas patronales como ritual para la reproducción de identidades.. I Jornadas de Antropología de las fiestas. Elche-Alicante. Diciembre 1999.

* Capel Sánchez, Juan José. Formas de poder político, religioso y social. Jornadas de antropología de la fiesta. Villena 1999.

* Checa Francisco. La función simbólica de los ritos. Rituales y simbolismo en el mediterráneo. Editorial Icaria. Barcelona 1997.

* Contreras Hernández, Jesús. Fiestas populares y globalización económica: el caso catalán. Jornadas de antropología de la fiesta. Villena 1999.

* Christian, William A. Religiosidad popular. Estudio antropológico en un valle español. Tecnos, 1978. Madrid.

* Cucó, J y Pujadas, JJ. Identidades colectivas. Etnicidad y sociabilidad en la Península Ibérica. Generalitat Valenciana. Valencia 1990.

* Domene Verdú, José Fernando. Las fiestas de Moros y Cristianos de Villena. Revista anual “Día 4 que fuera”. Villena 1997. Pág. 254-272. La antiguedad de las fiestas de Moros y Cristianos de Villena. Revista anual “Día 4 que fuera”. Villena 1997. Pág. 242-247-El origen de la conmemoración religiosa en las fiestas de Moros y Cristianos: la Virgen de las Virtudes. En Revista anual “Día que fuera” de Villena 1998. Pág. 254-258. Historia e identidad en el origen de las fiestas de Moros y Cristianos. Jornadas de antropología de la fiesta. Villena 1999. Historia de las fiestas de Moros y Cristianos de Villena. Ed. El periódico de Villena. Villena, 2008. Las fiestas de Moros y Cristianos. Ed. Universidad de Alicante. Alicante-San Vicente del Raspeig, 2015.

* Domene Verdú, José Fernando y Sempere Bernal, Antonio. Las fiestas de Moros y Cristianos de Villena. Instituto Gil-Albert. Alcoy 1989.

* Domene J.F., González, M.A. y Vázquez, V. Las fiestas de moros y cristianos en el Vinalopó. Col-lección l´Algoleja/8, Centre d´Estudis Locals del Vinalopó. Alicante, 2006. Pág. 304

* Espí Valdés, Adrián. La fiesta de Moros y Cristianos. Historia de la provincia de Alicante. Vol. VII. Murcia 1991. La Nostra fiesta. Coleccionable del periódico Ciudad. Alcoi 1982.

* Fiestas y tradiciones alicantinas pueblo a pueblo. La Verdad. Alicante 1999.

* González-Carvajal, Luis. Ideas y creencias del hombre actual. Santander 1991.

* González Hernández, Miguel-Ángel. La Fiesta de Moros y Cristianos. Orígenes (ss XIII-XVIII). Alicante 1996. La fiesta de Moros y Cristianos. Evolución (ss XIX-XX). Alicante 1997. Moros y Cristianos: del alarde medieval a las fiestas reales barrocas ssXV-XVIII. Revista de M. y C. de Bañeres del 2000.

* Herrero Pérez, Nieves. El lenguaje de la fiesta como patrimonio cultural. III Jornadas antropología de la fiesta. Inst. Juan Gil-Albert. Alicante 2001.

* Hinojosa Montalvo, José. Textos para la historia de Alicante: Historia medieval. Instituto de Cultura Juan Gil Albert. Alicante 1990.

* Lisón Tolosona, C. La fiesta en clave antropológica. II Jornadas de la fiesta. Alicante 2000.

* Lombardi Satriani, Luigi M.. La mirada de la fiesta. La fiesta de la mirada. Notas sobre el universo festivo. Rev. Antropología, nº11, Marzo 1996.

* Machuca, J. A. Percepciones de la cultura en la posmodernidad.En Alteridades 8. 1998.

* Mansanet Ribes, José Luis. La fiesta de Moros y Cristianos y su futuro. Sus alores. ¿Diversión? ¿Espectáculo? ¿Conmemoración?. Actas del III Congreso Nacional de Fiestas de Moros y Cristianos. Ed.: UNDEF y CAM. Murcia, 2002. Pág. 337-344.

* Mardones, José María. Por una cultura de la solidaridad. Madrid 1994. Utopía en la sociedad neoliberal. 1997.

* Moreno, Isidoro. Poder, mercado e identidades colectivas: las fiestas populares en la encrucijada. Jornadas de antropología de la fiesta. Villena 1999. Identidades y rituales en Antropología de los pueblos de España. Taururs Universitaria Madrid 1991.

* Personajes de la Fiesta. UNDEF. D. Teodoro Úbeda Gramage. Un bisbe fester. Ed.: UNDEF. Onteniente 2005 Alfredo Rojas Navarro. Ed: UNDEF. 2006 Joaquín Barceló Verdú, de Sax. Ed.UNDEF. 2011

* Ponencia de D. Victorio Oliver, Obispo de Orihuela-Alicante. Religión y fiesta, hoy. II simposio sobre religión y fiestas de moros y cristianos. Orihuela, Noviembre de 1999

* Ponencias del Congreso sobre educación en valores celebrado en Madrid del 8 al 10 de Noviembre de 1996. Madrid 1998.

* Prat i Carós, Joan. Antropología de los pueblos de España. Taurus Universitaria. Madrid 1991.

* Ribes Leiva, Alberto J. La fiesta como expresión(simulacro de la comunidad:globalización y modernidad avanzada. Anduli, 6. 2006. Pág. 29-42.

* Rodriguez Becerra, Salvador. Las fiestas populares: perspectivas socio antropológicas, en Homenaje a Julio Caro Baroja. CSIC. 1978. Madrid. Cultura popular y fiestas, en Drain y cols: Los Andaluces. Istmo, Madrid, 1980. Creencias, rituales y poder en la religiosidad popular. El toro de San Marcos en Andalucía y Extremadura. En Demófilo 25. Sevilla 1998. Religión y fiesta. Antropología de las creencias y rituales en Andalucía..Signatura Demos. Sevilla 2000

* Rodriguez Becerra, Salvador (Coordinadores). Religión y Cultura, 2 vols. Fundación Machado y Junta de Andalucía, Sevilla, 1999.

* Tejada Caballero, M. y Bernabeu Rico, J.L. Moros y Cristianos En Monografías Alicantinas nº 8. Alicante 1989.

* Varios. Antropología de los pueblos de España. Taurus. Madrid 1991.

* Velasco, Honorio, y otros. Fiesta de todos, fiestas para todos. Rev. Antropología, nº11, Marzo 1996.