La Leyenda de San Jorge I. Prenotandos


Ricardo Díaz de Rábago Verdeguer

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PROLEGÓMENOS
Creo que es llegado ya el momento en que quede constancia escrita en nuestro libro-programa de fiestas de San Jorge “la Leyenda”. Sí, la Leyenda de San Jorge, el dragón, la doncella…

Durante muchos años ha sido motivo de menosprecio, minusvaloración, cuando no de una sutil sonrisa irónica, todo lo referente al dragón, la leyenda, incluso la figura del mismo San Jorge (cuando es el santo más universal). Y esta realidad es fruto de un largo proceso histórico que viene desde antiguo. “Ya el Concilio de Nicea (325) incluyó la Historia de San Jorge en las obras apócrifas, debido a que eran varios y bastante diferentes los relatos que circulaban a cerca de su martirio”. No duda de su existencia histórica, sino de las obras apócrifas en que se escribe sobre él. El mismo Santiago de la Vorágine (1230-1292), es muy consciente de ello cuando recopila las historias
y leyendas en su obra la Leyenda Áurea.

Todo este campo de “sospechas” se acrecienta a la salida del Medioevo, con la llegada del renacimiento y más aún cuando nos adentramos de lleno en el racionalismo, en el enciclopedismo, en el siglo de las luces, con la llegada de la “ciencia moderna”, el cientifismo, la era tecnológica etc. Todo un conjunto de realidades que hacen que no solo quede de lado, sino denostada la figura de San Jorge.

Es llegado el momento de lo que quedó en el arcón sacarlo de nuevo, desempolvarlo, rescatarlo del olvido y valorarlo en su justa medida. Tarea que hasta ahora ha sido en verdad difícil durante años. Pero hoy tenemos los medios de estudio, serios y rigurosos, para emprender este trabajo. En las últimas décadas la arqueología ha aportado elementos decisivos. Hoy son numerosos los estudios críticos realizados en este campo, que nos aportan luz y criterios para épocas pasadas y valorar y comprender unas formas y maneras que hoy nos resultan extrañas, cuando no ignotas.

A día de hoy, después de los estudios críticos y científicos realizados no se puede afrontar la realidad de esa época, extrapolar los datos, sin tener en cuenta su entorno cultural, e implantarlos en nuestro tiempo. Si se actúa así el resultado es o bien una realidad hoy inaceptable o una lectura inadecuada. El planteamiento debe ser serio y riguroso. Y hoy ya tenemos datos, que evaluados, pueden dar un resultado altamente positivo.

LA “LEYENDA”

La primera realidad a clarificar es el significado, en este campo, del término “leyenda”. No, no equivale a fábula, cuento, fantasía, ficción… Leyenda etimológicamente viene del verbo latino lego (legis, légere, legi, lectum), leer. Y en concreto neutro del plural, perifrástico pasiva: legenda (al que debe añadirse la palabra “cosas”). Así pues el concepto literal de legenda, (leyenda) es: Cosas que deben leerse.

Y “debe leerse el dragón”, que aparece en las culturas más antiguas (asiria, mesopotámica, egipcia, en la biblia –Génesis, Jonás, Apocalipsis– ), “la doncella”, “el caballero”, “la lanza”, “la espada”, “el escudo”, “el casco”, “el yelmo”, “los cabellos largos”… Toda una serie de símbolos que nos hablan, que nos comunican. Realidad que en la sociedad moderna aún se conserva en la heráldica, escudos, banderas.

Y esto es así. Porque ¿cómo se pinta o esculpe el mal, la virtud, el valor, la honradez, la fe?. Y más cuando se pretende que tenga un valor universal y no en un hecho concreto, persona o colectividad. Este es el camino idóneo para saber leer la leyenda de forma adecuada. La leyenda tiene un fin muy concreto: Transmitir valores.

A nosotros, en Banyeres, nos ha llegado San Jorge (en pinturas, esculturas) de dos maneras: El San Jorge, con la espada, el soldado romano que fue decapitado (entre otros “Sant Jordi el Vellet”, el pintado en el camarín, San Jorge de nuestro artista local Juan Domenech…) y el de la leyenda (el del altar de San Jorge, el de la ermita, grabados…).

Y nos vamos a centrar en el más universal, el de la leyenda. Y lo vamos a hacer, eligiendo, entre las numerosísimas leyendas antiguas, la que nos ha llegado por medio de Santiago de la Vorágine, en su obra “La leyenda Áurea, la Leyenda Dorada”.

Para entender bien el marco histórico y conceptual debemos enmarcar la leyenda en el “lugar” que Américo Castro llamó “la mitología hagiográfica” de la Península. Contemporáneos de la Leyenda Dorada son los largos poemas en cuaderna vía del mester de clerecía y los romances populares que narran la vida de santos. A este género pertenecen las hagiografías poéticas de Gonzalo de Berceo. Sin ninguna duda los lectores de la Leyenda Dorada estaban acostumbrados a obras de este género.

EL AUTOR Y SU OBRA

El autor de la Leyenda Áurea fue Jacobo da Varazze o Jacobo della Vorágine (Santiago de la Vorágin, nacido alrededor de 1230. Ingresó en la orden de los dominicos, en la que fue “maestro de la orden”. En 1292 fue nombrado obispo de Génova. Murió en 1298. Fue beatificado cinco siglos después por Pío VII.

El autor escribió la Leyenda Áurea a partir de más de 130 fuentes, incluyendo las patrologías griegas y Latinas (obra monumental) básicas y fundamentales; obras enciclopédicas como las Etimologías de S. Isidoro de Sevilla… Trabajó en la obra durante 30 años.

La importancia e influencia de esta obra fue inmensa. Después de la Biblia fue el libro más popular y más leído en la Edad Media. El público de Europa dispensó a la obra una acogida entusiasta. Reproducida en numerosos manuscritos circuló durante los dos primeros siglos de mano en mano. A lo largo de estos doscientos años los copistas no daban abasto a la demanda. Más de mil manuscritos de la obra han sobrevivido hasta nuestros días y después de la invención de la imprenta fueron publicadas cientos de ediciones, tanto del original latino como en los idiomas europeos.

EL DOCTOR GRAESSE

Es uno de los grandes críticos y estudiosos de la Leyenda Áurea y autor de la versión crítica latina de la obra. El mismo dice:

“Entre los autores de la Edad Media más sobresalientes por la fama y prestigio que le proporcionaron sus escritos ninguno alcanzó tanto renombre como Santiago de la Vorágine, quien cosechó durante más de tres siglos alabanzas muy superiores a los que cualquiera que haya escrito sobre esta materia jamás haya obtenido”.

“Es cierto que a partir del siglo XV, debido a que a que no pocos críticos le calificaron de ingenuo y de excesivamente crédulo, su nombre comenzó a perder popularidad y a ser desdeñado hasta el extremo de caer en el olvido; pero no es menos cierto que en esta época nuestra se advierte una reacción; en efecto son muchos los que empiezan a darse cuenta convenientemente de la gran cantidad de fábulas y consejos cristianos que se recogen en su libro, si se sabe hacer buen uso de ellas, resultan muy útiles para interpretar correctamente multitud de pasajes asaz oscuros de las obras y poetas medievales”.

“El hecho de que nuestro Santiago recoja en su compilación, advertiremos, numerosas historietas más o menos fantásticas no significa, ni mucho menos, que él las tenga por verdaderas o que pretenda que nosotros las aceptemos como tales. Si nos atenemos a sus palabras advertiremos, no solo que él se limita meramente a referir episodios, tal como estaban consignados en relatos antiguos, sino también la escasa o nula credibilidad que algunos de ellos le merecen”.

LA LEYENDA Y EL ARTE

Y sin añadir ya más datos que nos ayuden a introducirnos de lleno, y de forma adecuada, en el texto de la Leyenda de San Jorge, solo añadiría la respuesta a una pregunta: ¿Cuál es el motivo, o la causa, por la que la imagen de San Jorge en la Leyenda, rebasa de forma abrumadora, en mil formas y maneras, a la realidad de la historia de su martirio, cuando precisamente es el megalomártir cristiano?

La respuesta la encontramos en el Arte y los Artistas. Un soldado romano, cristiano, ante un tribunal romano que le juzga y condena, un mártir que muere decapitado tiene unos elementos artísticos muy limitados. Una leyenda, un caballero, un dragón, un castillo, un lago etc. tienen una riqueza de elementos para el artista. Los grandes artistas, entre ellos el Gioto y sus sucesores son una buena muestra de ello. La Leyenda Dorada, y en este caso concreto San Jorge, el dragón y la doncella, es una copiosa fuente de creación artística. Puestos a pintar o a esculpir una mayoría eligen la leyenda. El caso de la escultura de San Jorge de Donatello, de pie, con el escudo y la espada apoyados en el suelo, con una unción y serenidad religiosa que impresionan, y que nos hablan de la grandeza-sencillez de una santo, que nos invita a penetrar en su interior, y no se queda en la anécdota, es otra cuestión, muy difícil de plasmar.

Valgan pues estos prenotandos para introducirnos de lleno en el “texto crítico” de la Leyenda de San Jorge.

“Vitol al Patró Sant Jordi!”

Ilustración:
Grabado extraído del manuscrito de la Leyenda Dorada.