Aleluya, Fulla parroquial nº 2110
No dimos la noticia para no empañar el ambiente festivo propio del tiempo pascual. Pero esta sí es grave: La campana que mira al Santo Cristo está agrietada. Gravísimo. Ello supone fundirla de nuevo. Y esto a día de hoy, es inasumible económicamente.
Muchos habrán observado que una campana “no sona be”. Lo achacábamos al mazo de percusión, a la necesidad de un reajuste…, pero no ha sido así. Está tocada de muerte. Al estar agrietada “sí suena” pero no “resuena”. Las vibraciones del sonido se rompen.
¿Qué ha pasado? Muy sencillo. Hoy no existe el “campanero” o los campaneros. Un oficio que tenían todas las parroquias y que hoy se ha perdido casi por completo. Solo algunas parroquias, casi ninguna, conservan “los campaneros”. Hoy un bien cultural muy valorado.
Los campaneros no se dedicaban solo a tocar las campanas, al volteo de las mismas…, su oficio implicaba su revisión constante: Engrases de ejes, revisión de cuerdas, ajuste de los badajos…
¿Desde cuándo que Banyeres no tiene campaneros?… Es verdad que se han realizado ajustes, revisiones, pero…
Como datos curiosos de este realidad los encontramos en Biar: uno de los actos del programa de las fiestas patronales es “la prova de les campanes”. En Albaida, los toques y volteos manuales de campanas han sido declarados “bien de interés cultural”.
En Banyeres es otra realidad y el tema es de demasiada envergadura para afrontarlo de inmediato. Pero la campana “está badá”.
