El Vitol a Siendo Jordi


Vicente Berenguer Micó

El hablar de Bañeres tiene unas características que le dan una clara singularidad cuando lo comparamos con los pueblos vecinos -el léxico, la entonación, la apertura de las vocales abiertas, la distinción de las eses sonora y sorda (qué, basura, casa, caza), la claridad de las ellas (contribuciones, allisar, lucir), etc.-, ya que tiene muchos aspectos compartidos con algunos (Bocairent, Onil) y algunas diferencias con otros (Biar y Beneixama, hay, Alcoy, Cocentaina, etcétera), resultado del origen histórico de cada pueblo.
Como suele ocurrir en tantas celebraciones, las fiestas de San Jorge son un motivo para que se activan ciertas palabras y determinados nombres, así el nombre de Jordi quizás es de los más pronunciados y, desde hace años también lo encontramos escrito, felizmente, en muchas ocasiones. Es sobre el hecho de la escritura que quiero referirme ahora. En nuestra época, por efecto de la enseñanza de la lengua se han modificado algunas pronunciaciones tradicionales y los hablantes han adoptado nuevas que corresponden literalmente a la lengua escrita. La lengua oral no es lo mismo, y ahora el valenciano de Banyeres, como el de otros pueblos, en este aspecto se encuentra en desventaja, porque en algunos casos se produce un conocido efecto de ultracorrecció, una pronunciación viciada que también se ha adoptado en los medios de comunicación y que la gente la imita en tomarla como un modelo que supone de más corrección o más prestigio. quizás, con el tiempo, el fenómeno s'anivelle, todavía no se ha arrasado aunque en algunas personas de edad, inmunes a los efectos, se puede sentir muy bien como dicen «Sen» Jordi (sin la a y sin té) y no San Jorge, como dicen «Sen» Vicente, «Sent Antoni» (pronunciando «sentantoni», con la té claramente, i no «SANANTONI»), para el santo y para la ermita. Igualmente se pronuncian las calles dedicados a santos (no exactamente como se escriben), en Bañeres tenemos las calles de «Sen» Jordi, «Es» Antoni, «Sen» Francisco, «Sen» Jaume, «Sen» Vicente, «Sen» Miquel, «Sen» José, «Sen» Lluís, y el apellido Santonja que decimos «Sentonja». Me permite poner ahora entre comillas el «Sen» para llamar la atención sobre la pronunciación histórica, como así constata la documentación histórica, donde la escritura tantas veces refleja la pronunciación. En el caso de los santos ha ido así, al fin la escritura se ha adoptado de la forma que proviene de su origen latino ("Sanctus"), en francés también ha dado «saint», que aproximadamente se pronuncia «sen». por eso, cuando se vitorea el patrón de Banyeres deberíamos seguir pronunciando como antes: Vitol al patrón «Sen Jordi».
En la evolución de las lenguas, los hablantes son los principales actores pero también han contribuido de manera importante las clases dirigentes, la Administración pública, es decir, el Gobierno del Estado, y la escuela, pero esto hasta hace poco no ha pasado en el caso del valenciano. aquí, las variedades dialectales estaban consideradas un desprestigio para la lengua, pero las hablas de cada pueblo son una riqueza de la que se formará el modelo de lengua estándar, como en cualquier lengua. En el presente, la situación es de franca inferioridad no sólo por la influencia del castellano sino también del inglés, por el gran poder real y simbólico que ejerce (también en el castellano) en la economía, la tecnología y la cultura de masas (la música, el cine y el cosmopolitismo esnob). Un hecho que tiene el doble de peso en el valenciano, y por supuesto en el catalán en general. Por eso hay que ser conscientes de la vitalidad y dignidad que tienen las hablas locales, ya que han recuperado mucha autoestima desde hace treinta años, tanto en los adultos como en los jóvenes y en cualquier persona inquieta sobre el estado de la sociedad donde vive.
Por otra banda, en la actitud de algunos hablantes observa que, por ignorancia o mala fe, esfuerzan en mantener en su habla todos los defectos y los barbarismos acumulados por siglos de castellanización, y por supuesto que están en su derecho personal, pero esto cívicamente es un absurdo poco ejemplar porque, en cualquier población, las personas por mínimo cordura que tengan siempre buscan la mejor expresión en las lenguas en que hablan, y no digamos de la materna, la de sus padres, con la que se integran en la familia, en el ámbito local y en el mundo global. por eso, no deja de sorprender sentir cada día hablantes que usan tantos barbarismos, tantas palabras en formas castellanizadas cuando no en castellano -la jota a la castellana, los meses del año, entre tantes ejemplos-, hasta el punto de llegar a hablar una variedad de castellano leído en valenciano - «bueno, pues entonces hasta luego»—, no es difícil oír cosas así de penosas. Por otra, el habla de Banyeres contiene expresiones exóticas o misteriosas, algunas no se encontrarán quizá en ningún otro pueblo, y otras sólo serán conocidas por una familia -salefar, especie, Xambá, mussiego, màixquera, selicrossi, paella, escoba, caixcar…-, de ello no debe esconderse nadie, no tienen nada que ver con los barbarismos voluntarios e injustificables que hemos citado. felizmente, la conciencia idiomática ha aumentado y, a pesar de las dificultades, se manifiesta en más ámbitos de la vida social.
En las Fiestas de Sant Jordi, por su vinculación con la cultura autóctona y tradicional, el valenciano ha recuperado presencia en el ámbito escrito _que es un valor simbólico que estaba exclusivamente ocupado por castellà_ menos a medida en que se producen documentos: actos de las filaes, himnos, programas de actos, embajadas humorísticas, etc.. Es significativo que estén en castellano los himnos de las filaes más recientes, en época franquista. Es probable que en el ámbito de la fiesta surgirán expresiones o palabras inesperadas en valenciano que encontraremos que han adoptado su forma genuina, han rectificado, porque es natural que la actitud de aprecio por la lengua lleve hacia estas actitudes; también la enseñanza, la lectura y el conocimiento de nuestros clásicos sólo hacen que descubrirnos este tesoro. como ahora, ante la precisión de la palabra «cortejo», que ha pretendido eclipsar la omnipresente «boato», un canto rodado granítico lingüístico que incluso en castellano, en el ámbito en que se utiliza en fiestas, se inapropiado. Ja que, en efecto, los capitanes llevan o tienen un cortejo. Otra cosa es que ellos mismos tengan pompa, ostentación, vanidad, solemnidad, lucidez, brillo, etcétera, esto es «boato», que es diferente del «séquito», «acompañamiento», «Entourage», «caravana», etcétera, según confirma el admirado Don Julio Casares.
He tratado de mostrar algunos ejemplos bastante significativos para ser conscientes. El hablar o acento de los banyeruts _i assimilats_ mantiene y expresa estas marcas lingüísticas con una gran vitalidad, las nuevas generaciones suelen perder algunas características, pero también heredan y en transmiten otros; por suerte al respecto tenemos unas referencias de privilegio en las canciones de Raimon y en las de Ovidi Montllor. Y a partir del Estatuto de Autonomía, con la incorporación del valenciano en la escuela y en la televisión y radio públicas, a pesar de las carencias apuntadas, se ha avanzado, hay un vigor inédito y una clara despenalización a la hora de usar términos genuinos o tradicionales injustamente despreciados hasta ahora. Una de haber, en el conjunto de las comarcas centrales, el habla de Bañeres está identificada positivamente con personalidad ante las hablas de las comarcas del sur de Alicante, infantería de marina, la Ribera y la Huerta o las comarcas de Castellón. Toda una riqueza dialectal, local y comarcal, que al final se ha reconocido y se ha enriquecido fuerza para expresarnos, para vivir y convivir sin complejos.

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