Mi amor a San Jorge


Conchita Ferré «la Rosera»

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1 d’abril de 2013, segundo día de Pascua de Resurrección, día grande en Banyeres de Mariola, el acto de la exaltación de Capitanes y Bandereras, para las fiestas de Moros y Cristianos, en honor a San Jorge.

Allí, en ese marco precioso de nuestro Teatro Principal, engalanado para tal evento, me encontraba yo. Estaba muy emocionada viviendo el momento y recordando que siete años atrás era yo una de esas protagonistas del acto, pues con toda mi familia, celebrábamos la Capitanía de los Estudiantes. 100 años de la re fundación de la comparsa. Mi abuelo fue uno de los refundadores, Pascual Ferre (rosara). Nosotros estamos haciendo lo que él
les dijo a sus hijos: que mientras quede un “Rosera” no deje de salir a la fiesta, que la “Fiesta” se hace por Sant Jordi. Creo que toda la descendencia del tío Pascual Rosera así estamos cumpliéndolo.

Mientras se desarrollaba el acto, me venían a la cabeza tantas cosas vividas en casa de mis padres de pequeña, como después cuando me casé, y pensaba “qué afortunada he sido y soy para poder hacer todo lo que el abuelo quería, y vivir tan intensamente.”

Sin pensarlo más, llegue a casa, preparo el lápiz y la libreta y me ponga en marcha no sea que para el próximo año, llegara tarde. Claro que por los años que tengo y los achaques naturales de la edad…

Como yo, en muchas casas de Banyeres sienten el mismo amor por Sant Jordi y las fiestas que en su honor celebramos, por eso digo que soy muy privilegiada en todo lo referente a la fiesta, no sólo en estos momentos en los que la mujer está integrada completamente en ella, sino desde muy pequeña.

En casa de mis padres se hablaba mucho de Sant Jordi, de la fiesta, de las tradiciones, y en mi corete de niña se iba sembrando una inquietud y amor por todo lo alrededor de Sant Jordi.

Mi carácter es inquieto y emprendedor, para todo, por este motivo me he visto en muchas ocasiones en trabajos y cargos que en estos momentos son naturales, pero años atrás no era muy normal en una mujer.

L'any 1979 tuve el honor de ser invitada a presentarme en la junta de la Cofradía de Sant Jordi, siendo el presidente Octavio García Payá; acepté enseguida. Era la primera mujer que pertenecía a una junta
de la Cofradía, para mí fue un orgullo poder estar en ella y ser la florista de Sant Jordi (en aquellos años estaba yo de florista en la parroquia). Debo decir que fui muy considerada y respetada por todos los miembros de la
junta, cosa por la que desde estas líneas, mujeres las gracias a todos.

Poco, y volviendo a Sant Jordi que es lo que yo quiero contarles, he vivido con el recuerdo, desde muy pequeña, que Sant Jordi “el Vellet” estuvo en mi casa año y medio guardado. Mis padres vivían en la calle Nou, y por lo que
yo veo, toda la familia Ferre: Los Pollos vivían en esta calle ya su alrededor, Antonio Ferre, Octavio Ferre, Trinidad Ferre, Francisca Ferre, Celestina Ferre, Escolástica Ferre, Baldomero Ferre, todos ellos primos hermanos de mi padre.

Un día por el año 1937 el tio Pepe “el Secanet”, gran amigo de mi padre, le dijo: "Baldomero si esto dura mucho creo que el Sant Jordi lo sacaremos" pues lo tenían envuelto en sacos dentro de un alcavón en la finca del Bovar; mi padre le contestó “Pepe llévame un carro de sarmientos y entre ellos me lo llevas, que aquí en casa lo guardaremos”, y un día al atardecer Sant Jordi “el Vellet” entraba en mi casa. Allí estuvo hasta el día en que bajo palio y custodiado salió para volver a casa de su amo, el tío Pepe Bodí “el
secanet”.

En 1957 me casé; si yo tenía gran amor en Sant Jordi, Fidel, mi marido, le tenía más que yo. Era un hombre bondadoso, festero hasta la médula, siempre listo por lo que hiciera falta en la fiesta y por Sant Jordi.

Aunque la diferencia de edad (porque nos llevábamos 10 años) no fue obstáculo por qué formamos una pareja compenetrada en todo, partido, música…

Y volviendo a Sant Jordi, el regalo mío de boda para él fue un Sant Jordi, como no, era mi santo, un Sant Jordi que me regalaba él, y hasta mis hijos Fidel, Evaristo e Inma siguen regalándome. Amigos, que cuando van de viaje ven un Sant Jordi y no dudan en comprármelo, y entre unos y otros al cabo de 56 años he reunido más de 700 San Jordis, entre imágenes, iconos, tarjetas, medallas, etc..

Hay muchas cosas que contar de la forma en que han entrado a agrandar esta colección, que si dejara de contar no terminaría, pero entre ellos hay dos que no puedo pasar sin contar.

Hace unos años, Vicente Mataix “Serrella”, en las fiestas de Sant Jordi se fue de viaje a Río de Janeiro y estando allí el día de Sant Jordi entraron en la catedral para oír la misa. Habían en la puerta muchos niños intentando venderles algunos recuerdos, pero se les hacía tarde para la misa y les dijeron que al salir les comprarían algo. Uno de los niños le dio un papel que Vicente se lo puso en el bolsillo. ¿Cuál fue la sorpresa al salir y ver que la propaganda que ese niño le había
dado era una estampa de San Jorge. Vicente me lo regaló a mí, de todo corazón.

Otro es también muy apreciado para mí. Jorge Enrique Ferre, "Esa Celestina", un domingo me encuentra y me dice: “Conchita, tengo una cosita para ti!” Se va al coche y me lleva un botón que en el centro tenía un Sant Jordi; yo le digo: “Jordi, que es tu Santo!” pero él me contesta: “Tengo mucho gusto que lo tengas tú en tu colección! Como éstas hay muchas más.”

Para finalizar les contaré el último regalo que me tenía preparado Sant Jordi: En tres ocasiones he visitado Roma, y esta última fue para mí la más representativa. Fui en octubre de 2012 a visitar al Padre David que
estaba estudiando allí. Mi gran ilusión era poder visitar la “Basílica de San Giorgio in Velabro”, y allí que fui con toda mi fe, para cumplir un sueño de hacía muchos años.

Cuando estuve frente a la fachada de la basílica, de mi corazón brotaba una alegría que me resulta muy difícil explicar. Al entrar estaban celebrando una boda, y me senté en un banco a esperar a que acabaran. Estaba toda
engalanada con flores y alfombra roja, como si estuviera esperándome a mí. Veía la Reliquia de San Jorge, y le daba gracias por todo lo bueno que he tenido en la vida, por mi marido, por mis hijos, por mi familia, por las personas que me quieren y de las que he recibido tanto. Cuando la
boda finalizó me acerqué al altar y sentí que Sant Jordi estaba dentro de mí, que le tenía al lado como en tantas ocasiones y que nunca me dejaría.

Tener un Patrón como el nuestro nos llena de orgullo.

¡¡VÍTULO EN EL PATRÓN SANT JORDI!!