Amistad


Cristóbal Albero Francés

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Según el Diccionario Enciclopédico, así se describe la amistad: “Afecto personal, puro y desinteresado ordinariamente recíproco, que nace y se fortalece con el trato.”

AMIGO

Úsase también como tratamiento afectuoso, aunque no haya verdadera amistad.

No parece cosa descabellada afirmar que haya amistad sobre la tierra desde que sobre ella existen los hombres. Tan certera de naturaleza humana, como divina, que Jesucristo dijo a sus discípulos: “No os llamaré en adelante mis servidores, sino amigos.”

Mirando a nuestro entorno descubrimos cómo la amistad valora a aquellos que, con sinceridad y verdad, pueden llamarse amigos. Hay una prospección del alma a la amistad y las relaciones sociales, porque privados del compañerismo, ni el ávaro goza de su riqueza, ni el ambicioso de su gloria, ni el lujurioso de su placer. Yo añadiría que la familia sin amistad sería de derecho, pero no de hecho.

LA AMISTAD EN LA ÉPOCA GRIEGA

Una breve consideración de la amistad que los griegos juzgaron dignas de elogio. Estimaré con algunos detalles lo que a efecto de la amistad los dos más altos pensadores, Platón y Aristóteles, nos enseñaron.

Dice el sabiondo Aristóteles: “La amistad es lo más necesario para la vida.” – “Al amar al amigo se ama el bien propio.” – “Ama al prójimo como a ti mismo”, afirma uno de los más centrales preceptos evangélicos.

Los tres máximos sabios del mundo helénico, Sócrates, Platón y Aristóteles, vieron en la amistad un tema de reflexión tan fecundo como sugestivo.

LA AMISTAD EN LA ÉPOCA ROMANA

No fue Cicerone el único escritor romano a quien preocupara el tema de la amistad. Las epístolas de Séneca contienen no pocos pensamientos acerca de ella.

La relación social entre los hombres se convierte en verdadera relación amistosa por obra de la virtud. Ésta, en efecto, sería condición necesaria y suficiente para que nazca la amistad, necesaria porque para Cicerone la amistad solo puede existir entre los hombres de bien.

Desde el punto de vista de su esencia, y en cuanto se apoyaba sobre la naturaleza y la virtud, la amistad es sempiterna; la mutua benevolencia de dos hombres virtuosos y amigos no puede extinguirse jamás.

SANTO TOMÁS DE AQUINO

Todo en él, naturaleza, historia y vocación, se concitaba para que el tema de la amistad viniese una y otra vez a los puntos de su pluma. Bajo una expresión que no pretende ser sistemática, va a aparecer ante nosotros, no solo el pensamiento de Santo Tomás de Aquino, sino en alguna medida, el hombre Tomás de Aquino, un pensador y un Santo con sus vacilaciones, su rectificación y su progreso. Sus pensamientos y sus certeras frases en el amor de benevolencia, son, en definitiva, el resultado de fundirse la complacencia con el bien y el querer el bien para alguien.

La amistad, en suma, es un amor de benevolencia recíproca fundado sobre una comunicación social y efectivamente realizada en tal comunicación. En ella alcanzaría su modo efectivo y supremo del amor humano. En una de sus bonitas frases dice: “En la sociedad humana máximamente es necesario que haya amistad entre nosotros”.

DÓNDE SE ENCUENTRA LA AMISTAD

He aquí algunos puntos entre los muchos que existen para encontrar la amistad:

– En una tertulia de café.
– En un viaje turístico.
– En una Asociación Festera.
– En una Asociación Cultural.
– En un paseo recreativo.
En un libro –SÍ, en un libro– Desde lo alto de la Torre, que publiqué hace varios años y que por azar llegó a manos de Regino, un banyerense domiciliado en Badajoz desde hace muchos años, paisano que yo apenas conocía.

Regino Navarro Sempere, como así se llama este lector, en su texto algo le pudo agradar para mandarme un correo que decía: “Me gustaría mantener un intercambio epistolar contigo, ya que veo que coincidimos en muchas cosas y eso siempre agrada, el saber que alguien más piensa y actúa en la misma dirección que uno camina”.

No dudé en contestarle afirmativamente y así comenzó un epistolario puntual, leal e inédito, que cumple cuatro años de cartas cruzadas –Alicante – Badajoz– entre Cristóbal y Regino, que forjaron una gran amistad pese a la distancia que les separaba.

De todo este epistolario que han transcrito los respectivos ordenadores se ha editado un libro: Cuatro años de lealtad epistolar, y en él se vierte un leal y apasionante diálogo, sus vivencias, sus actividades culturales, sus familias, sus recuerdos y añoranzas.

Esta es la visión de dos amigos: Regino, de 94 años, y Cristóbal de 90, que durante cuatro años cimentaron una peculiar amistad, inédita y singular en estos anales.

CONSERVACIÓN DE LA AMISTAD

La amistad no llega a ser auténtica si no está constantemente naciendo de nuevo.

¿Cómo una amistad puede conservarse naciendo constantemente de nuevo?

La enunciación de estas 6 reglas podría ser esencial:

1. Regla del respeto.
2. Regla de la franqueza.
3. Regla de la libertad.
4. Regla de discernimiento afectivo.
5. Regla de la imaginación.
6. Regla de la camaradería.

En resumen, como diría Ortega, “Una amistad delicadamente cincelada”.

Ese modo de la convivencia que cuando está, está “cuidada como se cuida una obra de arte”.

Hacer un amigo es una gracia,
tener un amigo es un don,
conservar un amigo es una virtud,
ser un amigo es un honor.

Banyeres, noviembre de 2013.