Iconografía de san Jorge


Antonio Belda

Se trata de una pintura sobre lienzo, de mi propiedad, que mide 0,70 X 0,59 m. Está en muy buen estado de conservación y no está restaurada. En la parte superior izquierda, un ángel lleva la palma del martirio. Tres serafines le acompañan. El cielo con su gloria -nubes arreboladas- hace referencia al premio del testimonio dado por Cristo. Este detalle es infrecuente. Para mí, el artista es de finales del siglo XVIII con toda probabilidad. Muy próximo a Vicente López. Saint Paul, en Efesios 6, 11 y siguientes dice: “Vestid la armadura de Dios (...). Requerid las armas de Dios (...). Ceñíos los lomos con la verdad, revestid la coraza de la justicia, calzad las sandalias de la prontitud para el evangelio de la paz. Para todo, embazad el escudo de la fe en el que se apagarán los dardos incendiarios del maligno. Poneos el casco de la salvación, empuñad la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios.”

San Jorge realiza en su vida este ideal. El pintor ha plasmado en una imagen agradable el ideal del martirio cristiano en san Jorge. El santo destaca en campo abierto. Los tonos suaves del cielo con colores tenues, la silueta de los montes, la verde arboleda y el suelo claro lo resaltan. En la vida cristiana, o somos luchadores solitarios, o no hacemos nada. Bien que seamos iglesia, lo mío no es sustituido por lo del otro. San Jorge no es un adolescente barbilampiño, aquí es un joven robusto y barbado de faz serena, dulce y vigorosa. Juventud espiritual del cristiano hecha a golpes de madurez, no a sueños de inmaduro.

El casco del santo es “el casco de la salvación” El águila coronada remata el casco con plumas: es su altura de miras. El escudo nos habla de su fe por el que resiste “los dardos incendiarios del maligno”. Peto y faldellín rebrillan -parte de la armadura- “coraza de la justicia.” Clámide roja, “sangre del martirio”. La lanza que traspasa el negro dragón -fauces y ojos encendidos del odio de la salvación de los hombres- equivale a la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios. Con ella venció el santo. Las botas militares son “las sandalias de la prontitud” para el bien. No lleva espuelas. El caballo casi negro es “el esfuerzo”. La montura es una simple piel, no lleva silla de montar ni estribos. San Jorge sólo se apoya en Dios -no confía en los medios humanos-. Va a pelo -al aire de la Providencia-. El maligno es tinieblas. La parte que rodea al dragón es negruzca –tiniebla-. Cristo es luz.

Hay que agradecer al artista anónimo creador de esta bella obra de arte, que dice tantas cosas bonitas a nuestra vida. Por la sensibilidad el santo nos anima a realizar nuestra vida en santidad y justicia. Una curiosidad: consta que en 1871, la casa del carrer Nou núm. 20 (actualmente núm. 16) es un “edificio almazara de D. Vcte. Albero” (escritura en Alcoy, 26 novembre 1889 ante el notario D. Miguel Gonzálbez y Gisbert.

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