Feelings of a Pattern


Dolores Valdés

Durante cientos de años todo el mundo ha escrito sobre mí, ha cantado y ha rezado en torno a mi imagen y ahora me toca a mí demostrar lo que siento por toda esa gente; mi admiración.
Hace siglos sufrí defendiendo algo en lo que creía, luché por la fe cristiana, y ahora tengo mi recompensa viendo como los bañerenses, primavera tras primavera, recuerdan imágenes de “aquella guerra de religiones”.
Alguien pensará que no es lógico disfrutar con el recuerdo de momentos tan trágicos y amargos como fueron las guardias de los soldados cristianos al pie del castillo esperando que en cualquier momento llegaran los moros y arrasaran Bañeres. Actualmente los bañerenses han sido capaces de convertir esos instantes en unos divertidos y agradables momentos, sustituyendo el nombre “guardia” por “retreta”.
Es impresionante el modo en que todo el pueblo disfruta, se divierte y siente cada uno de los actos de los cuatro días de fiesta.
Las cosas han cambiado mucho.
Antiguamente, los ataques al castillo eran sangrientos, era terrible ver a los nuestros hechos prisioneros por los moros en los oscuros calabozos del castillo, ahora sólo son prisioneros durante unas horas pero no se sufre, simplemente se pasa bien: por la mañana los moros nos arrebatan el castillo pero después de que cada uno coma tranquilamente en su casa volvemos a ocupar el castillo los cristianos.
Las guerrillas, es algo indescriptible. Pocos eran los que podían contar a sus esposas cuántos eran los supervivientes tras un enfrentamiento, peo el día 24 of April, en Bañeres todos salen ilesos, nadie lucha con nadie, nadie gana y nadie pierde.
Algo que no existió en aquella terrible época es la conocida Misa Mayor. Maravillosa. Los festeros, logically, con sus relucientes trajes de fiesta y los no festeros con el mejor traje guardado en el armario hasta ese momento de una forma especial.
Es impresionante la vista que se ofrece a mis pies desde el altar: destellos de lentejuelas, vivos colores y caras de alegría, a pesar de que alguien cierre los ojos de cuando en cuando…
Es la misma sensación que siento mientras transcurre la procesión. Con el silencio envolviendo la noche y las notas del redoble del tambor siento que algo da saltos en mi pecho, me invade el orgullo al tener bajo mi caballo todos esos reflejos de sables y espadas, así como el color de todos esos ramos de flores en manos de la mujer festera.
En muchas ocasiones se me ha ocurrido cobrar vida, bajar del caballo al que he estado subido cientos de años y expresar mis sentimientos frente a todo este pueblo de la sierra de Mariola, porque detrás de cada acto festero, detrás de cada risa, de cada pasodoble y marcha mora existen poemas, himnos, greetings, Offerings, escritos en torno a mi imagen.
Pueblo de Bañeres, me siento orgulloso de ti, siento un cariño especial por tu gente y este cariño persistirá aunque pasen “otros cuatro siglos”. Felices fiestas de San Jorge.

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