PonénciaLas armas de avancarga para salvas en las fiestas tradicionales

Tomás Juan Morales

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Ya en el siglo XVI la pólvora tenía su puesto de importancia. Entra a formar parte del Programa General de actos festivos, empleada para producir una descarga, un disparo, unas salvas.

Es en el año 1568 cuando aparecen por primera vez los arcabuces que con sus salvas homenajeaban al Santo, y por otra parte, simulacros de lucha en lo que imperaba la arcabucería.

Dada la importancia, no se ha cesado en las reproducciones y creaciones de armas para mante¬ner esta tradición inquietante del pueblo construc-tivo.

Di conseguenza, la variedad de arcabuces, tra¬bucos, espingardas, eccetera. que se utilizan en este ti¬po de salvas, permite que éstas tengan una armonía en los sonidos, convirtiéndose en alarde sinfónico.

De esa inquietud surge Armas Tomás, que con sus características de armas de avancarga y peculia¬ridades en el lucimiento donde son exhibidas, dan de manifiesto a la artesanía española un eslabón en el mantenimiento de sus tradiciones que son, in definitiva, las raíces de los pueblos.

REQUISITOS DE SEGURIDAD.

Yo como profesional iniciado en el año 1960 quiero sugerirles a los usuarios de estas armas de avancarga, lo más idóneo para la seguridad, que se basa en el buen uso, mantenimiento y conserva¬ción de las mismas.

Me viene a la memoria una cita de la que no recuerdo el autor, dice: «No se es más hombre por poseer un arma, si no que hay que saber ser hombre para poderla poseer y emplearla adecua¬damente».

USO, MANTENIMIENTO Y CINSERVACION DEL ARCABUZ O TRABUCO PARA SALVAS.

Para el uso debe estar el arma limpia, con lo que se permite a la carga hacer su función sin anomalías y producir una correcta detonación.

Al ir a ejecutar los disparos hay que hacer esta¬llar previamente tres o cuatro fulminantes (pisto¬nes) para que seque o elimine las impurezas y re-siduos acumulados desde el empleo anterior.

USO AUTORIZADO.

Por la autoridad competente se autoriza el empleo de arcabucería en las fiestas tradicionales, sean de Moros y Cristianos o cualquier otra, en que la tradición requiera realizar salvas.
Indica con su autorización el tener en cuenta las normas, que a la vez redunda en beneficio de todos: «Siempre y cuando se cumplan los máximos

¿COMO CARGAR EL ARMA?

Se monta el martillo o perrillo, en posición de car¬ga, que es el primer enganche. Se introduce la can¬tidad de pólvora adecuada con el arma totalmente vertical y sin apretar u oprimir la pólvora en el interior, se coloca el fulminante o pistón y se monta el martillo hasta el final y ya está lista para efectuar el disparo; así un disparo tras otro.

¿COMO SE PRODUCE LA POTENCIA DE LA DETONACION?

La detonación o estallido es consecuencia del áni¬ma del cañón, independientemente de la cantidad de pólvora negra. La FFF Diamante en grano es la idónea y el largo del cañón (no inferior a 40 centimetro) son los que provocan el estallido adecuado, el cual resultará más agudo si el ánima del cañón es más estrecha.

No existe inflamación sin la presencia de oxí¬geno. La inflamación brusca de la pólvora en el ánima de arma es lo que produce (por la presión de los gases) la detonación.

Una buena detonación o disparo se produce cuando ésta carece de llamarada en la boca del arma, cuando el martillo no retrocede por el rebufo de los gases que producen la detonación y cuan¬do no se expulsa parte de la carga sin quemar.

En una detonación o disparo en la que estos detalles no se dan, cioè, que existe llamarada, retrocede del martillo, eccetera., se demuestra el desco-nocimiento de las normas de seguridad del tirador, ya que se pone en peligro él mismo y pone en pe¬ligro a los demás. Todo tirador debe de tener estos detalles en cuenta; así mismo si en el momento de realizar el disparo el pistón o fulminante fallase, éste sería sustituido por otro; en ningún caso se debe vaciar la carga en el suelo, siendo conveniente portar consigo un punzón o similar para que, si se da este caso, poder eliminar cualquier impureza que obstruya el orificio de la chimenea. Resulta conveniente el mantener el arma boca abajo para evitar que se acumulen residuos en la parte estrecha del ánima que es donde se efectúa el encendido de la carga, con el propósito de que cuando lo volcamos para utilizar el arma en el alardo siguien¬te esté en condiciones de uso.

LIMPIEZA DEL ARMA.

La limpieza del arma resulta sencilla. Para ello debemos separar el cañón de la caja quitando los tornillos que lo sujetan a ésta; después lavamos con un detergente suave (no ácido) diluido en agua caliente, con el fin de que se elimine el hollín que deja el quemado de la pólvora; seguidamente lo secaremos en profundidad y lo lubricáremos a conciencia para evitar la corrosión. Se recomienda que después del uso se proceda a la limpieza del arma, aunque de no poderla realizar en ese momen¬to, basta con eliminar lo que se pueda de manera superficial, envolviéndola para que al no estar en contacto con el aire se evite la corrosión.

La limpieza a fondo de estas armas es recomen¬dable que se realice por expertos, ya que estos disponen de las herramientas y conocimientos ne-cesarios para efectuarla con perfección.

Hay que tener en cuenta que el buen uso de las armas de salvas alarga la vida de éstas y nos permite disfrutar de ellas cada vez más. El cuidar un arma es empezar a conocerla y disfrutarla. En un concierto de música, si un instrumento está desafinado o un músico está fuera de compás resulta desagradable. En el alardo de salvas ocurre lo mismo, hay que afinar e ir todos al compás.

HABLAN LOS ARCABUCES.

Somos los pioneros dispuestos para realizar salvas, que son el origen de todas las fiestas tradicionales.

Somos imprescindibles para dar lucimiento y júbilo a nuestros moros y cristianos en sus respecti¬vas fiestas.

Somos los protagonistas de todas las fiestas tradicionales y populares que en los pueblos nos utilizan.
Tenemos un sitio definido que nos honra entre las demás armas que también están con nosotros, denominadas espingardas, trabucos, la maggior parte degli attuali patroni dei paesi delle nostre regioni furono nominati nella prima metà del 1600, culebrinas, cañones, eccetera. Todos formamos parte activa en el lucimiento de las fiestas.

Con nuestras detonaciones hacemos música. voi, festero, que me tienes en tus manos, no desafi¬nes a la hora de ejercitar las salvas. Una ordenación en el disparo da siempre buena entonación, como si fuera una banda de música.

Aunque no somos personas, hablamos porque tenemos boca. A ti, festero, te pido que me cuides. Trátame debidamente y te veras compensado en el lucimiento de las salvas que realices, colaboran¬do de forma adecuada en nuestras fiestas y disfru¬tando con ellas.

Que no decaiga la fiesta por el empleo indebido de este arcabuz que pretende hablarte, sabedor de que me recordarás cuando se aproximen nuestras fiestas, que son de todos.
Recuerdo una anécdota: un buen día, cuatro relevantes personalidades presentes en cierta fies¬ta, a la cual habían sido invitados, tomaron parte activa con un arcabuz en sus manos disparando casi en plan bélico, al terminar manifestaron unáni¬memente: «Si todas las guerras del mundo fuesen como éstas, nos alistábamos».

GUIA BASICA PARA EL USO DE LAS ARMAS.

• Al inicio de las fiestas, en conveniente efectuar unos disparos previos de 4 da 5 detonaciones con fulminantes, al objeto de que el conductor se seque y se elimine todo tipo de impurezas.
• Guardar las distancias. Es recomendable perma¬necer aproximadamente a unos dos metros de dis¬tancia con respecto a otros festeros.

• La carga debe ser específicamente la adecuada, (su 10 gramos de pólvora); no se trata de conse¬guir la máxima detonación si no la conveniente y razonable.

• Orden. Hay que ceñirse y establecer una serie de reglas que deben observarse en la organización a la hora de disparar, como guardar un turno o esperar a que el compañero ejecute su detonación antes de volver a realizar otra.

• Si la detonación provoca una llamarada signi¬fica que se está realizando un exceso de carga y, aunque para la foto puede resultar atractivo, señala un peligro inminente.

• Con el estallido, el arcabuz puede escaparse de las manos y provocarle algún tipo de problema. Esta situación también está relacionada con el ex-ceso de carga, lo que hay que evitar a toda costa.

• Durante el recorrido, hay que abstenerse, en todo momento, de fumar.

LA POLVORA.

• No es conveniente ni acertado derramar la pólvora en el suelo cuando ha fallado un disparo; lo correcto es introducir otro fulminante y repetir la operación.

• Se aconseja la pólvora negra, tipo diamante, de las tres efes, dado que, en la limpieza posterior, resulta más fácil de eliminar.

Algo muy importante para el mantenimiento de las armas es su inmediata limpieza y engrasado, cuando ya se ha concluido su uso. Si esto se tiene en cuenta, el efecto y el beneficio que se obtiene es equiparable al de estrenar arma todos los años.