Una reliquia, un pueblo, una fiesta


José Mª Payá Mataix

Es obligado escribir de nuevo con frases tantas veces repetidas en esta revista, pero no por ello dejan de ser actuales. Al decir: Un año más Bañeres se encuentra a punto de celebrar sus fiestas de Moros y Cristianosparece un tópico infinidad de veces usado, pero ¡no! Se trata de un nuevo año dentro de la fiesta, algo que remoza y llena viejas ilusiones; es la primavera vivida, la tradición hecha fiesta; se trata nada más y nada menos, que de la esencia del espíritu bañerense.

Durante muchos siglos Bañeres viene usando las mismas frases, las mismas costumbres y los mismos atuendos festeros, movido todo por una fuerza interior que espontáneamente conjuga esfuerzos, alegrías, contratiempos e Ilusiones, en una variopinta mezcolanza, comprendida sólo por quienes de algún modo viven nuestras tradiciones.

Año tras año se celebran las fiestas y hay quien pudiera aventurar que se cae en lo rutinario y monótono, pero nada más lejos de la realidad; van transcurriendo y como cuentas de rosario, eslabones de cadena o pétalos en la rosa, se van completando unos con otros distinguiéndose entre ellos por su matiz especial. Este que estamos viviendo comprendido entre el 7 settembre 1980 e 6 del mismo mes del año en curso, celebramos el segundo centenario de la venida de la Reliquia de San Jorge a Bañeres, favor que Roma otorgó a nuestro pueblo por sus méritos y la fe en el Santo, demostrada en la celebración ya entonces antigua de las fiestas de Moros y Cristianos, que como se sabe, junto con Alcoy y Bocairente somos iniciadores de las mismas, frente al gran número de pueblos hermanos que nos han secundado.

Y es tal el sentir de la fiesta, que une a pobres y a ricos, a jóvenes y adultos, hombres y mujeres, en un latir unísono de corazones, acompasado y permanente, capaz de mantener el ritmo durante años consecutivos; yo me atrevería a más, en la prueba que estamos viviendo podemos decir sin temor a equivocarnos, que este afinamiento de ideas, al menos en sus puntos más esenciales, viene existiendo ya durante siglos.

El bañerense está tan convencido de su efímero paso por la vida, que enlaza el ser natural con el sobrenatural, haciendo del ayer y el hoy, un todo con el mañana, lo cual hace que no se conciba nuestra fiesta sin entablar ese diálogo espiritual, mezcla de pólvora y oración, con quienes nos pre-cedieron, en pleno convencimiento que el mañana nos unirá en ese estado perfecto por lo que merece haber vivido.

Al lanzar la idea la Comisión de Fiestas San Jorge y ser presentada al pueblo por su Cofradía, el vecindario vibró de emoción; la Reliquia de San Jorge durante diferentes fechas del año, visitaría todo el pueblo por sectores, en una fiesta que cada cual celebraría a su gusto, organizada por ellos mismos, con un programa de actos todo lo extenso que decidiera el propio barrio; lo que si se hacía obligatorio era la misa de campaña con la Reliquia y la visita de ésta a las casas de los enfermos y ancianos del sector.

Hasta el momento de plasmar esta crónica se han celebrado dos sectores y se encuentra en preparación el tercero (están programados ocho de ellos).

Es realmente emocionante el resultado de esta idea; en las experiencias sufridas se ha visto lo que describía antes sobre el paralelismo espiritual con el ayer de hace dos siglos: se han formado juntas organizadoras en ambos sectores, que mediante asambleas generales han movilizado a todos los habitantes del barrio.

Quisiera poder expresar la fraternidad con que se han preparado y celebrado estas fiestas; fue pura poesía el vivir el engalana miento de calles, los actos culturales y deportivos, nuestras clásicas (entraetes y dianes), el compartir las comidas en comunidad, los desvelos de los vecinos por los mínimos detalles agasajando a los visitantes de otras calles y sobre todo, como cumbre de expresión fraternal, la Eucaristía compartida y la visita a enfermos y ancianos de la Reliquia, acompañada por multitud de hijos de Bañeres.

Los medios empleados para lograr este fin, la gran cantidad de horas quemadas por los vecinos, los abrazos entre quienes vivían la fiesta y los resultados obtenidos a posteriori, en cuanto a unir a unos vecinos que los bloques de hormigón y los medios modernos habían distanciado, es algo plenamente satisfactorio.

Estas fiestas que no cuestan dinero, que el vecino sólo pone su iniciativa personal y buena voluntad, nos dan el ejemplo de que Bañeres sabe conservar, movido por la fe en San Jorge, sus más puras tradiciones.

Y la fiesta sigue durante todo el año del Centenario, la Cofradía de San Jorge ha acuñado una medalla conmemorativa de la efemérides que ilustra la portada de nuestra Revista de Fiestas. Durante todo el año tendrán lugar una serie de actos culturales, deportivos y ¿cómo no?, festivos de moros y cristianos, que conseguirán marcar un hito en la historia de nuestro querido Bañeres.

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