San Jorge en Praga.


José Luis Ribes Mansanet.

Poco se sabe de Jorge de Capadocia, a pesar de la antigüedad de su culto y de su gran celebridad tanto en el Oriente como en el Occidente. Esa gran celebridad y el ser considerado en las Edades Media y Moderna como el santo popular por excelencia quizás haya sido la causa de que la fantasía popular haya desbordado su figura que ha quedado inmersa en la leyenda.

Lo cierto es que fue un mártir romano de finales del siglo III o principios del IV. El Gran Mártir le llaman en Oriente, pero para el Occidente representa el más alto ideal cristiano caballeresco, su prototipo, idealización que hizo surgir años después, probablemente en el siglo XII, la leyenda del dragón y la princesa, trasunto de la lucha del Bien y el Mal, con cuya iconografía es especialmente representado.

Ya Cervantes pone en boca de Don Quijote:”Este caballero fue uno de los mejores andantes que tuvo la milicia divina; llamó se don San Jorge y fue además defensor de doncellas”, exclamación que hizo ante una imagen que llevaban unos labradores cerca de Zaragoza y que representaba a San Jorge “puesto a caballo con una serpiente enroscada a sus pies y la lanza atravesándole la boca”.

La devoción a San Jorge se extendió por toda Europa, donde naciones, caballeros y reyes se pusieron bajo su protección, como Ricardo I de Inglaterra y Jaime I de Aragón. Castilla se acoge a Santiago, también debelador de moros. No es extraño, pertanto, que en todo el Occidente medieval – y también en el Oriente ortodoxo – no haya iglesia o capilla antigua donde no se halle San Jorge.

El cómo llegó hasta Praga escapa al alcance de un turista, pero allí está, en su famoso castillo. Praga, capital de Bohemia (y Checoslovaquia), es una de las ciudades más monumentales de Europa, y su castillo – la Hdracay – ocupa un extenso promontorio que domina la ciudad partida en dos por el río Vitaba, castillo donde durante el último milenio y en su enorme espacio, se han ido construyendo iglesias, palacios, monumenti, eccetera., en todos los estilos arquitectónicos en una sucesión de patios y plazas, y entre cuyas paredes se ha forjado y está escrita la historia viva y turbulenta de Bohemia.
Más allá del tercer patio se encuentra el conjunto arquitectónico de San Jorge, en la plaza que recibe su nombre, que originariamente constituyó el centro mismo de la fortaleza, a cuya plaza dan el ábside de la catedral de San Vito, el palacio de los príncipes y la basílica convento de San Jorge.

anno 920 el príncipe Vratislay mandó erigir en el castillo de la iglesia de San Jorge, una construcción de madera, que tras un incendio fue reedificada en piedra a principios del siglo XI. Es el santuario bohemio más antiguo. Consta de tres naves espaciosas, que han sido cuidadosamente restauradas hace poco, que conservan restos de pinturas en sus bóvedas y muros. Una doble escalinata conduce a lo que es el altar mayor, debajo del cual y del ábside se encuentra la tumba de su fundador. Tanto las naves de la basílica como las dos torres de piedra que coronan su ábside, son del más puro estilo románico.

La fachada meridional, con una escultura en relieve de San Jorge (vs. Jiri en xeco), que ocupa toda la portada, se remonta al siglo XV. El frontispicio principal fue restaurado a finales del siglo XVII y recibió una fachada en barroco temprano con fuertes tonos rojos en la última restauración que desentonan el conjunto románico, fachada que se halla coronada en el ángulo superior con un relieve de San Jorge y el dragón.

A mediados del siglo X se fundó junto a la iglesia el primer convento de Bohemia benedictino. Convento e iglesia fueron durante siglos una institución cultural de gran renombre en toda Bohemia, cobijo de músicos, orafi, miniaturistas, eccetera., hasta que a finales del siglo XVIII los edificios se destinaron a otros usos. Después de diversas restauraciones las salas del convento albergan la colección de arte de la Galería Nacional de Praga.

Es curioso que en la basílica, en su exterior, sólo existan los dos relieves reseñados de San Jorge, y dentro no se encuentra ninguna imagen del santo, salvo un relieve en el altar mayor del santo con el dragón.

Donde sí se encuentra una estatua ecuestre del santo con el dragón manando agua sobre un pedestal, todo de proporciones airosas, es en el tercer patio del castillo, junto a la inmensa mole gótica del frontispicio meridional de la catedral de San Vito, cuando lo natural es que hubiera estado en la plaza de San Jorge.

Esa escultura en bronce data de 1373, la misma época que la catedral, y es obra de los hermanos Martín y Jorge de Cluj Napoca, ciudad de cultura húngara, llamada en húngaro Koloszvar, actualmente formando parte de Rumanía. Posteriormente para su ciudad natal, Cluj, hicieron una reproducción no exactamente idéntica, cuya foto ya se publicó en la revista de 1986.

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