Restaurante San Jorge y el dragón.


José Luis Mansanet Ribes

Viajar depara sorpresas. Nos puede sorprender la monumentalidad de lo que se ve, que en definitiva no maravilla tanto porque es lo que se espera encontrar. Quizás lo que más le admira a uno son aquellos detalles relacionados con el hábitat cotidiano del viajero, con la propia conciencia o subconsciencia de sus sentimientos.

Recuerdo en Viena que, al pasar con el autobús por una vía principal que va del canal del Danubio a la catedral de San Esteban, en su fachada noroeste, vi de forma repentina un largo título en la fachada de un edificio noble cercano al canal, en donde se leía “Café-Restaurante George & Dragón”.

Aquella visión fue fugaz y despertó en mí la curiosidad de quienes tienen por patrón a San Jorge.

No voy a hacer la apología de Viena, ciudad bella entre las más señoriales de Europa, cargada de historia, monumentos, jardines, iglesias, etcétera.

Sin embargo, no tenía referencia de ninguna iglesia dedicada a San Jorge; y me extrañaba, porque Viena es una ciudad antigua y sabido es que la especial devoción a San Jorge se expandió, de Oriente a Occidente, a Europa, quizás a raíz de las Cruzadas, y en la Edad Media era el santo popular por excelencia (sus huellas se encuentran en todas las ciudades europeas medievales). Pensé que quizás Viena no había tenido tanta importancia en el Medievo.

Pero aquel rótulo picó mi curiosidad y, apenas tuve ocasión, acudí a pie a aquel barrio antiguo situado entre el Canal del Danubio (es la regulación de uno de sus brazos), la Catedral y el río Viena.

El Café-Restaurante que lleva el nombre del Patrón, tiene buen aspecto. En la fachada que da a los jardines, junto al Canal, el enorme letrero de punta a punta; y en la fachada principal, sobre la puerta, una especie de escudo con la imagen de San Jorge a caballo lanceando al dragón con su mano derecha.

Pero allí no sabían o no me explicaron el porqué de ese nombre. Creí que tampoco tenía tanta importancia. En Alcoy, junto a la carreteara que va a Alicante, hay una “Venta de Sant Jordi”, con unos azulejos representando al santo como Matamoros (eso no quiere decir que es moderna), que hoy es restaurante. Posteriormente me he enterado de que en Santander hay un restaurante San Jorge, lo que ya es más raro en España, tratándose de tierras fuera de la Corona de Aragón.

Lo que estaba claro es que la razón de aquello es que por allí vivía gente a la que el Patrón le decía algo; y, efectivamente, en unas callejas interiores tropecé con al menos dos iglesias ortodoxas griegas que por ser tan modernas no tenían en su interior iconografía del Patrón – o no la vi, porque muchas veces lo representan a pie –, y conocido es que en la iglesia ortodoxa el culto al Patrón siempre ha tenido especial relieve, por lo que, preguntando por allí, llegué en el mismo barrio a otra iglesia ortodoxa, un edificio moderno, en la que el Santo es su titular; pero desgraciadamente estaba cerrada por obras. En su fachada, en la parte superior, aparecen destacados en un relieve el santo y el dragón.

Todo eso me indujo a creer que en la catedral de San Esteban podría haber algo que hubiera pasado desapercibido en una visita rápida. Desde luego en San Esteban no hay ninguna capilla dedicada al Patrón, pero, siguiendo las indicaciones de un folleto de la misma, se llega a la capilla de Nuestra Señora, que se halla al fondo de una de sus tres naves (entrando a la izquierda de la catedral) y allí hay una serie de hornacinas, a derecha e izquierda, que contienen esculturas de Santos Mártires, esculturas del siglo XV, y una de ellas es la de San Jorge de pie en un panel con un dragón simulado, la lanza rematada con la cruz griega y un escudo a los pies con cuatro cuarteles con la cruz griega.

Viena, que tiene innumerables fuentes, también cuenta con una sencilla adosada a un muro con un relieve encima de la fuente que representa, de izquierda a derecha, a San Jorge a caballo lanceando con la mano derecha al dragón.

Descarregar document