De San Jorge no es estanque hayan numerosas reliquias en muchos lugares, ya que se trata de un santo venerado en todo el mundo, y los pueblos se han interesado siempre en poseer estos recuerdos, teniéndolos con gran estima, como es buen ejemplo Banyeres. Pero sin duda la reliquia de mayor importancia del Santo Caballero es su jefe, que en Italia se guarda después de haber pasado bastante peripecias e incidentes a través de los siglos.
Porque en el siglo XIV se encontraba en Livadia, en la Grecia central, es posible que procedente de Tierra Santa o de Constantinopla donde era el santo muy venerado.
En aquellas tierras estuvo sirviendo al gobierno bizantino desde 1303 una 1305, una Compañía de tropas, en la que los historiadores suelen denominarse "Gran Compañía Catalana", pero que en realidad estaba formada por súbditos de toda la Corona de Aragón, o sea aragoneses, valencianos y catalanes, luchando contra los turcos en Asia Menor, Pasé la tarde, en 1310, a las ordenes de Gualter I de Brienne, que fue el último duque franco de Atenas. Al dejar de pagar a esas tropas mercenarias, se rompieron las relaciones y se produjeron las hostilidades, muriendo en el campo de batalla en 1311 Gualter, quien cinco días antes había hecho testamento, otorgando una deja monetaria en la iglesia de San Jorge de Livadia, que tenía la cabeza de San Jorge como principal reliquia, la que pasó a continuación a poder de los de la Gran Compañía durante la conquista de la parte oriental de la Grecia central.
La fama que la reliquia consiguió en la primera mitad del siglo XIV llegó a la Corona de Aragón, donde el Santo Caballero se le tenía una gran veneración, que habían llevado ya de antiguo, posiblemente en el siglo XIII, los guerreros que volvían de luchar contra los moros en las Cruzadas.
Reinaba entonces Pedro el Ceremonioso, rey de Aragón y de Valencia y conde de Barcelona, quien era muy devoto de San Jorge, hasta el extremo que llevaba su divisa en la vestimenta, y funde precisamente él quien intensificó el culto.
En cuanto este monarca tuvo noticia de la existencia de la reliquia en Livadia, mostró lógicamente el mayor interés en que viniera al territorio de su jurisdicción, poniendo en juego todos los medios para obtenerla. A tal efecto escribió en 1354 todos aquellos que podían influir en Federico de Aragón-Randazzo, entonces duque catalano-siciliano de Atenas y Neo patria. Y aunque el siguiente año envió personalmente en Sicilia y en Grecia a Francesc Colomer, un personaje de la corte, encargándole expondrá la intención de construir un monasterio en algún lugar de sus dominios donde debía conservarse la cabeza de San Jorge. Pero todo fue inútil: la reliquia quedó en Livadia, habiéndola trasladado al castillo, posiblemente por razones de seguridad.
más adelante, en 1377, murió Federico III, el duque de Atenas y Neo patria, y dos años después los ducados pasa a depender directamente de la Corona de Aragón. Pedro el Ceremonioso creyó había llegado la ocasión de conseguir sus deseos. En 1381 designó a tres nobles importantes de los catalanes residentes en Grecia para ingresar en la Orden de San Jorge de Alfama, que estaba establecida en Cataluña y Valencia, y rogó al Vicario General ateniense los investirá con los mantos propios de la Orden y los obtuvieron los votos de lealtad y homenaje al rey. Un año más tarde se estableció un destacamento de la Orden al castillo de Livadia, naturalmente con la complacencia del rey, ya que allí estaba la reliquia tan «anhelada. En tanto los dominios de la Corona de Aragón en Grecia habían comenzado a fluctuar, a somoure'ls, y un aventurero florentino ocupó Atenas en 1388.
Pedro el Ceremonioso murió en enero de 1387 sin haber visto satisfechas sus ambiciones respecto el jefe de Sant Jordi; su hijo y sucesor, Joan I, no olvidó el interés, y continuando las gestiones, en 1393 escribió al Gobernador de Cerdeña, de quien es enteró que también otro soldado aventurero gascón había ocupado Livadia, encontrando la reliquia jordiana, la que el rey se informó de que fuera posible conseguirla, porque el nuevo poseedor tenía gran amistad con Guillem Ramon de Montcada, un magnate catalán-siciliano hijo de un antiguo Vicario General de los ducados griegos, y el hermano del monarca, Martín el Humano, podría influir en su hijo Martín el Joven, entonces duque de Atenas y Neo patria. Todos los resortes se tocaron activamente, porque aquel aventurero quería vender la reliquia al rey Ricardo II de Inglaterra. Pero nadie de los dos pretendientes la consiguió.
En 1395 Juan I murió, y mientras el dominio de Grecia había pasado a los turcos. Y fuera como fuera lo ignoramos, la cabeza de San Jorge estaba en poder del noble catalán Aliot de Cauoena, que adquirió por matrimonio la isla de Egina.
En la Corona de Aragón reinaba ya Martín I el Humano, quien siguiendo la trayectoria de sus antecesores monarcas, en 1399 escribió a su hijo Martín, rey de Sicilia, quien encomendó a un vasallo, Joan Poyllo, gran amigo de Aliot, obtener la reliquia, la que además se la pidió el propio rey, anunciándole enviar a Poyllo a por ella. No sabemos las inmediatas circunstancias, pero el hecho es que el año siguiente se tiene noticia de que llegó a París el emperador bizantino Manuel II Paleólogo con tres religiosos de su corte que decían llevar el tan deseado fin de Sant Jordi, y que ofrecieron venderlo a Martín el Humano, quien sin desconfía y al fin se enteró de que eran unos envolvedora, y que no tenían la auténtica reliquia, de la que en 1402 el rey reanudara las gestiones para adquirir directamente de Aliot de Caupena, escribiéndole, pero sin obtener resultados positivos. Pasaron unos siete años cuando enterado el monarca de un proyectado viaje de Alcoy en Cataluña, pensó en la oportunidad de poder hacerse con la reliquia, y así se lo escribió. Pero Aliot no realizó nunca el viaje, y las esperanzas desaparecieron.
Muerte Martín el Humano, el sucesor designado en Caspe, que era de procedencia castellana, ajeno a estas preocupaciones espirituales, indudablemente incluso ignoraría el interés que los monarcas anteriores tuvieron por la reliquia. Pero aún su hijo, Alfons el Magnànim, ha recordó, tal vez por su dilatada estancia en la península italiana, y sintió el deseo de poseerla. Se cuenta que envió un corsario a por ella, produciéndose un milagroso hecho, que motivó quedará la cabeza de San Jorge en Egina, isla que continuó siendo propiedad de la familia Caupena, pero que sin tuvo que suele • licitar la protección de los venecianos, y al morir Antonello de Caupena sin herederos directos en 1451, dejó Egina en Venecia. Enterado el Senado en 1462 de que allí estaba tan importante reliquia, dispuso su traslado solemnemente en la Abadía benedictina de San Giorgio Maggiore, instala • lada en otra isla existente al sur de Venecia, en la que los religiosos habían establecido el siglo X.
Como se verá, la cabeza de San Jorge ha ido siguiendo un itinerario lleno de incidentes a través del tiempo, una trayectoria que el investigador Kenneth Setton ha estudiado perseverantemente, aportando interesantes datos para la historiografía de San Jorge Mártir, el muy venerado Patrón de Banyeres.