Nuestro Pueblo


Darío Calatayud

En Bañeres, la más viva, auténtica y emocionante historia no está en las bibliotecas y los archivos, la encontramos en la calle. Basta poner una especial atención para encontrarla adherida, sin letras de molde, en las piedras ennegrecidas y agrietadas por la acción milenaria del tiempo.

Por tal motivo, me considero incapaz de exponer una idea histórica, ordenada y simétrica de las innumerables vicisitudes por las que atravesarían nuestros antepasados, y por eso voy a intentar esta suerte de retrato de nuestro pueblo, a retazos, recogiendo el brillo ocasional de cada cara del prisma, sin numerarle previamente las facetas, renunciando a toda jerarquía de orden en el caprichoso ofrecimiento a la luz de la observación, o al recuerdo.

Bañeres es un prisma humano graciosamente inarmónico, irreductible al sistema. Brotan sus hombres y su vida en el concierto de los pueblos, con la espontánea brusquedad del hongo, se eleva por sí mismo, sin esa exclusiva solera de otros pueblos por la directriz de una minoría y haciendo suyo el concepto de que la juventud no es una cuestión de orden físico, sino espiritual.

Bañeres es un pueblo viejo…, con alma joven. Es joven por lo tanto. La juventud no es un período de la vida, es un estado de espíritu, un efecto de la voluntad, una cualidad de la imaginación, una intensidad emotiva, una victoria del coraje sobre la timidez, del gusto de la aventura sobre el placer de la comodidad.

No se es viejo por haber vivido un cierto número de años; se envejece por haber renunciado a un ideal. Los años arrugan la piel, renunciar a un ideal arruga el alma .Las preocupaciones, las dudas, los temores y la desesperación son los enemigos, Quoi, lentamente, nos acercan a la tierra y nos convierten en polvo antes de morir.

Joven es aquél que se admira y se maravilla. El que pregunta como el niño insaciable. ¿Y después? El que desafía los acontecimientos y encuentra placer en el juego de la vida.

Donc, podemos decir que nuestro pueblo, Bañeres, es joven, demasiado nuevo, harto pujante y fresco, insoportablemente anónimo y encantadoramente inédito.

Bañeres es, tal vez, el único pueblo de España sin una aristocracia de la sangre, ayuno en casticismo, virgen en folklore. Un pueblo que sólo conserva de su pasado, tradición y blasones, cuatro días de fiestas con sus “MOROS Y CRISTIANOS”.

En Bañeres se ve alternar y convivir sin diferencias de clases al productor y al empresario, al obrero intelectual y al simple artesano del campo, confundiéndose en un haz de vida social conjunta, en una sana y verdadera aristocracia…, la del trabajo.

Frente al viejo hidalgo de tez repujada, botas de caña y faja de varias vueltas, frente al tradicional magnate de la industria, Bañeres sólo da el tipo dinámico de hombre que crea historia y eleva pueblos.

Es diabólicamente independiente, fuerte, práctico y activista. Terriblemente indiferente, muy creyente, pero sin religiosidad decorativa.

Bañeres es una especie de gran colmena industrial, mezcla de ambiciones, síntesis de los más dispares elementos, donde se acuna ese espíritu inquieto, emprendedor y comerciante, que es patrimonio común y herencia de la sabia civilización àrabe, que al fundirse en el crisol del tiempo con la dura raíz celtíbera, nos legaron nuestro modo de ser. Ese espíritu tenía que plasmarse como núcleo urbano, y así lo hemos visto crecer, renovarse y embellecerse, prescindiendo de su pasado e historia, abandonando el tópico que estaciona a los pueblos en límites patriarcales.

Pour lui, aunque peque de redundancia, es necesario afirmar una vez más que el alma de nuestro pueblo es joven. Y continuará siendo joven mientras sea sensible a todo lo que es bello, bueno y grande. Sensible a los mensajes de la Naturaleza, del hombre y del infinito.

Bañeres es todo porvenir y el porvenir es, gracias a Dios, el único rostro del tiempo susceptible de poesía.

Bañeres ha forjado su alma y su vida a golpe de yunque, continua y terriblemente flagelada desde la expulsión de los moriscos hasta el reinado de Felipe V, época en que, por su lealtad a la casa de Borbón, alcanzó independencia.

Consecuencia de este caleidoscopio étnico-geográfico Bañeres es hoy una imponente factoría, un pueblo de formidables comerciantes que han industrializado su vida, sin detrimento del tapiz verde oscuro del campo que nos rodea.

D'autre part, han sabido tensar el arco apuntando las flechas de la inquietud y diligencia al mundo que se presiente. Flechas de virilidad que sujetan manos fenicias y dirigen cabezas helénicas.

Bañeres es también paisaje. Basta una mirada para embrujarse en su policromía; cependant, sobresale en un verdadero alarde espectacular, coronado por una visión alegre, el que ofrece bajo un marco de exótica belleza EL CALVARIO, con su bello fondo, que hizo exclamar a un gran político: ¡Es verdaderamente el balcón del mundo!

Sus hijos le aman y los extraños le admiran, porque él, sin distinción de clases, credo o raza, cobija bajo su manto de bello encaje a todos los corazones en un solo latido. Patria chica para nosotros, tierra de promisión para otros, de vida para todos.

Por muy grande que sea la fantasía, por muy bella y plácida que se haya imaginado la vida en este oasis, no defraudará este escenario de nuestro paisaje, noble estampa de un pueblo, nexo invaluable de todas sus bellezas.

Dijo muy bien un gran filósofo contemporáneo, Quoi, para admirar una cosa hay que conocerla. En effet, para admirar a nuestro pueblo es necesario conocerlo y vivirlo; después…, es como novia de todos, hermosa, de sugestivas líneas, de beso cálido y perfumado aliento.

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