Anónimo
Bañeres, en una encrucijada entre Valencia y Alicante, avanzada suroeste del Reino de Valencia en la Reconquista, tierra de fronteras por aquellos tiempos, tenía que tener, y por vocación lo tiene, un ancho sentido valenciano y valencianista, un acendrado espíritu tradicional e histórico de las corrientes que partiendo de las fértiles vegas que riegan el Turia y el Júcar, se acrisolan con el purísimo aire de Mariola para posarse en estas tierras donde el Vinalopó, aprendiz de río –mini-río podríamos decir ahora- inicia su vertiente para cruzar la provincia alicantina.
De estas corrientes valencianas vamos a glosar esta, ensamblada en nuestras no menos tradicionales fiestas de Moros y Cristianos. No podía faltar en ellas la representación de una comparsa que personifica ese sentir, ese engarce tradicional con nuestra región que encarna al viejo pueblo valenciano en nuestras fiestas; la comparsa de Maseros o Labradores. De ella, pues, partió la idea de este acto, cuyo final reproduce la fotografía que ilustra este texto: la Ofrenda de Flores a nuestro Santo Patrón San Jorge.
Infantiles y jóvenes parejas, ataviadas con el traje regional, felices y risueñas, desfilan, casi abriendo los actos de las fiestas, hacia el altar del Santo. Portan hermosos ramos de flores que policroman el ambiente de esta mañana del 22 de abril, primaveral ella. Les acompañan, además de la simpatía general, los alegres sones de los pasodobles y marchas festeras, valencianos ellos también. Suben espaciosamente las gradas del templo parroquial y se acercan al altar, donde la imagen de nuestro San Jorge cabalga eternamente sublimando ardores y entusiasmos bañerenses, para depositar a su pies, en ofrenda sencilla y emotiva, esas flores de recién renovada primavera, que simbolizan el siempre renovado fervor y cariño que Bañeres siente por su Patrón San Jorge y por sus fiestas de Moros y Cristianos.
Sí, pues, a la Comparsa de Labradores y a los que colaboran en este acto, humilde, bello y aromático como el aire puro y diáfano de Mariola.
