Rafael Villar
Antes de ir hacia el reposo en calma,
muerte rafael.
El dulce presentimiento de ser perfecto
te hurtaba la tierra. muerte rafael,
el morir por la muerte de quien te mataba.
Dejas! Y qué deleite
llevar a la sangre el beso de las estrellas
y las puntas clavándose en el espíritu!
Qué serenidad, la de las venas
partidas!
Qué hambre
de qué se entras el cielo lleno por la alegría,
y llevarlo más adentro y más capaz
de recoger la flor, cuando te vaciaste
de la tierra que Dios te dio.
Pero la muerte, la que llevas de siempre,
vino lentamente,
callada como la voz de las espigas
y esbelta como la talla del ciprés.