Cette chose qu'on appelle la fête


Patricio Barceló.

Quedamos en que fiesta, según la definición teórica de la palabra, supone alegría, diversión, solemnidad religiosa, regocijo público, etc., etc. No ponemos reparos a tal dictamen y por nuestra parte vamos a abundar en la materia, salvando como es natural, nuestra incondicional adhesión a una fiesta como la nuestra de Moros y Cristianos.

No hay pueblo que se precie que no estime como algo consubstancial con su vida la celebración de sus fiestas mayores. Actúa en ellas esa masa que alguien optó por denominar “vulgo municipal y espeso” y nada se nos ocurre opinar en su contra puesto que consideramos es una realidad contundente. Maintenant bien, en nuestro caso y concretamente en el de nuestro tiempo, nos interesa sentar ciertas premisas sobre el asunto; solo unas preguntas. ¿Importa –y creemos que mucho- conservar cierto espíritu antañón en el desarrollo de nuestras fiestas de Moros y Cristianos? Y … ¿El hecho de adaptarse a nuevos tiempos supone que tengamos que admitir lo que, pudiendo resultar beneficioso para otras corrientes acabe por resultar pernicioso, letal, para nuestros festejos? Cada cual puede formularse su respuesta, según su situación ante el caso. Trataríamos de desmenuzar el asunto, pero la limitación del espacio aconseja cierta parquedad.

Orillando tan solo el tema, y apartando de nuestra mente cierto madrugador pesimismo, vamos a considerar que nuestra fiesta se creó para que fuera eso, “fiesta”, compendio de varias actuaciones populares, con cierta manga ancha en lo de “regocijo y diversión”. Maintenant bien, al rebasarse en algunos aspectos la definición técnica a que aludíamos al principio y llegarse en ciertos casos a actuaciones personales –hay una palabreja, muy en moda, que pugna por aflorar, imprudente- consideramos sería muy útil hacer un repaso, un pequeño examen de conciencia- de conciencia festera se entiende- y aferrarnos a nuestras viejas costumbres, infantiles, inocentes si se quiere, pero desprovistas de gérmenes patógenos que puedan minar la salud de nuestras fiestas.

Posiblemente la palabra hablada reflejaría con exactitud el contenido de estas líneas. La escrita debe circunscribirse a su cometido y remitirse al criterio del buen lector. Pero como final a este trabajo queremos dejar constancia de que nuestras fiestas de Moros y Cristianos nunca serán más queridas, más estimadas, más respetadas, que cuando se celebren con el tradicional sistema de simpatía, cordialidad, señorío y garbo que tan bien han venido desarrollando nuestras viejas Comparsas y que tan bien cuadra a nuestro viejo y amado Bañeres. San Jorge nos lo agradecerá.

Télécharger le fichier